Conocé la historia de Salta a través de sus templos

A la provincia llega mucha gente movida por la fe, en especial para presenciar la procesión del Señor y la Virgen del Milagro o visitar a la Virgen del Cerro. Nuestro patrimonio religioso es un atractivo turístico porque las iglesias locales cuentan la historia de Salta. El recorrido es interesante porque cada una tiene un significado.

La Catedral Basílica fue fundada en 1582 y en su interior guarda reliquias que constituyen la historia de Salta como “El panteón de las Glorias del Norte”, que conserva los restos de Martín Miguel de Güemes; “La pechinas” (pinturas de ángeles y querubines ubicadas en la parte inferior de la cúpula) y el cuadro de la “Virgen de las lágrimas”, que lloró cuando Salta fue sacudida por fuertes temblores. Pero sin dudas sus tesoros más grandes son las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, los patronos de la ciudad que cada 15 de septiembre son venerados por miles de fieles.

Imponente por su arquitectura y fina ornamentación, la Basílica de San Francisco fue reedificada dos veces. En su interior contiene el convento, una biblioteca y un museo. Su torre tiene más de 54 metros de altura, es una de las más altas de Latinoamérica. Además, resguarda a la Virgen de la Dulce Espera.

En ella, en los próximos meses, se implementará un sistema de guías para que los turistas que las visitan entiendan el valor de cada pieza sin entorpecer el silencio que debe respetarse dentro de un templo de oración. Será un trabajo en conjunto con el Ministerio de Cultura y Turismo y la Pastoral de Turismo. La idea es llevarlo a todas las iglesias.

Dentro de la Iglesia San Alfonso hay también mucho por ver y apreciar. Su gran atractivo es el Altar de la Virgen del Perpetuo Socorro y el órgano antiguo que aún se utiliza durante las misas. En el templo también se puede venerar a la Virgen del Rosario de San Nicolás, a la Sagrada Familia y la Virgen de Urkupiña.

En honor a la Virgen de las Mercedes, generala del Ejército Argentino, se construyó la Iglesia de La Merced, ubicada a tres cuadras de la plaza principal. Allí se puede apreciar a La Dolorosa, al Divino Niño y al Cristo Yacente tallado en madera y conservado dentro de una urna de vidrio.

La Iglesia La Viña actuó como hospital del cólera y a su lado se ubicó un cementerio de esclavos, aborígenes y mestizos. Su gran atractivo es la virgen de la Candelaria de La Viña.

A pocas cuadras de la Basílica de San Francisco se levanta el convento de San Bernardo, construido en el siglo 16. Lo más preciado del recinto es su portal realizado en madera de algarrobo y tallado a mano por aborígenes en el año 1762. También se puede visitar la capilla de la Virgen de Schoenstatt, situado en el barrio Tres Cerritos y es una estación previa al santuario de la Virgen del Cerro.