No quiso declarar la funcionaria imputada por la muerte de una niña wichi en Salta
Mercedes Susana Ávila, del Ministerio de Desarrollo Social, está acusada por el incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La funcionaria del gobierno salteño que fue imputada por no haber arbitrado los mecanismos para la atención inmediata de una niña de 5 años en un paraje de Santa Victoria Este, que murió el 26 de marzo pasado, se abstuvo de declarar en la audiencia de imputación.
El fiscal penal de Tartagal, Pablo Cabot, imputó provisionalmente a Mercedes Susana Ávila por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, en grado de autora.
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Durante la audiencia, la mujer informó que presta servicios al Ministerio de Desarrollo Social de la provincia desde diciembre pasado y aclaró que lo hace “en cualquier servicio que le solicite” la cartera mencionada, tras lo que se abstuvo de declarar.
El caso se trata de un desprendimiento de la causa iniciada en enero pasado, a instancias de las actuaciones remitidas por la Procuración General de la Provincia de Salta, por la muerte de niños con cuadros vinculados a desnutrición y deshidratación, en los departamentos San Martín, Orán y Rivadavia.
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Según la imputación, alrededor del 20 de marzo, Ávila fue a la vivienda de una familia, en el paraje Vertientes Chicas, a 30 kilómetros de Santa Victoria Este, “cuyo hijo de un año de edad había fallecido” por un cuadro de diarrea y vómitos. En esa visita, la funcionaria entrevistó a los padres del bebé fallecido y constató que otra hija, de cinco años, “se encontraba en grave estado y requería asistencia médica”.
Según el fiscal, pese a esto la mujer no arbitró los medios pertinentes para que la nena fuera trasladada de inmediato al hospital o asistida por un médico o un enfermero en la vivienda.
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La menor falleció días después, el 26 de marzo y la causa de la muerte que figura en el certificado de defunción expresa “shock séptico”.
Todo esto fue en el contexto de emergencia sociosanitaria, declarada en enero por el gobernador Gustavo Sáenz, tras las muertes de varios niños de pueblos originarios, por cuadros de deshidratación y desnutrición.