Los devotos de Urkupiña celebraron su ritual en "El Angosto"
Desde hace una década, el ritual se repite en la finca de La Caldera, donde cientos de peregrinos llevan sus ofrendas y virgencitas al pie del cerro. Mirá la galería de fotos.
Allí, don “Pepe” Delgado – ya fallecido – y su señora Ekatherine Lambrópulos, de origen boliviano, levantaron una pequeña gruta en el ingreso de la finca “El Angosto”, donde este lugar se convierte año a año en punto obligado de reunión para cientos de devotos que vienen a realizar sus ofrendas y pedidos a la virgencita.
“El lugar se ha convertido en una suerte de santuario para quienes creemos en las dádivas de la Virgen de Urkupiña” nos cuenta María con entusiasmo, y termina diciendo: “Este año somos un poco mas de 200 personas porque el frío hizo que algunos no pudieran venir, pero hemos tenido años con presencia de hasta 400 personas en este paraje. Es curioso ver que en su gran mayoría son familias salteñas que vienen a hacer sus pedidos, ofrendas y agradecimientos, a pesar que la virgencita es originaria de la cultura boliviana”.
La Virgen de Urkupiña recibe pedidos de objetos de gran valor para la gente, como autos, casas y hasta títulos universitarios, pero no todo son objetos materiales ya que en el lugar reina una profunda espiritualidad y algarabía.
Walter, presente en cada una de los encuentros desde hace diez años y hoy miembro de la organización, nos explica: “Este lugar se convierte en un verdadero espacio de oración y cada uno de nosotros lo vive como una fiesta. Entre todos colaboramos con la comida y la bebida, y la municipalidad de La Caldera nos da una mano organizando el tránsito y proveyendo equipos de música y los tablones y sillas para que podamos comer, estamos realmente muy agradecidos porque todo el mundo pone su granito de arena. Hay grupos musicales, bailes de caporales y las tradicionales ofrendas a la Virgen. Las familias traen sus propias virgencitas y las colocan en la gruta durante las celebraciones, y los más agradecidos bañan sus autos de cerveza y papel picado en señal de agradecimiento”.
Pero sin duda el momento más emotivo se vive al caer la tarde cuando se realiza la “Ceremonia de la Roca”. Walter nos explica que “consiste en una tradición que nos dejaron don Pepe y su señora: un grupo de elegidos sube al cerro y trae desde allí una piedra de importantes dimensiones; una vez que está entre nosotros le damos unos golpes con ramas procurando obtener pequeños pedacitos que luego son bendecidos y que llevaremos a nuestros hogares, de alguna manera sentimos que esos pequeños trozos de roca nos protegerán y simbolizan la madre tierra presente en nuestras familias”.