“Todos escribimos desde un lente diferente con el que vemos la realidad”
Guillermo Plaza Schaefer habla de su libro de poesía, que tiene versos atravesados por el legado diaguita, donde hay furia, nostalgia y amor.
Guillermo Plaza Schaefer es poeta. Es, también, otras cosas. Por ejemplo, médico. Después de estudiar en Córdoba, ahora vuelve a Cachi, donde espera estar cerca de su comunidad. Es joven –nació en 1987- pero los versos acarrean una sabiduría ancestral, están cargados con el legado y hay algo de furia, nostalgia y amor.
Plaza dice que su primer contacto con la poesía fue a través de una carpeta con poemas que tenía su mamá en casa. “Ella de chica estudiaba declamación con Nelly Jara de Díaz; no sé si me llamó más la atención la poesía en sí misma o esa reliquia de carpeta: un libro encuadernado a mano, con poemas en máquina de escribir y figuritas pegadas en los costados. Había poemas de José Martí, García Lorca, Gabriela Mistral, Emma Solá de Solá, entre otros”, dice. Recuerda, también que era chico todavía, en esa época la maestra de 4° grado los hizo escribir un poema sobre un cuento, ahí escribió sus primeros versos.
Lo enfermaron las injusticias
y murió.
su cuerpo frágil para tanto hombre
se entregó completamente a la tierra.
Y Ambrosio Casimiro volvió
en forma de niño
de madre
de pueblo
y sigue luchando.
Dice que en la adolescencia empezó a tener referentes para escribir. “No me convencía del todo la lectura obligatoria del colegio (La Ilíada, La Odisea, La Eneida, Edipo), creo que ahí Neruda fue mi cable a tierra, y mis primeras anotaciones, una vía de escape en donde expresar lo que me pasaba, los amores y desamores”, dice. Con estos versos termina otro de sus poemas:
“Sólo bestias represivas hacen del azar
una secuencia lógica de atrocidades”
“Córdoba fue muy importante en mi vida, viví casi 10 años allá, fueron tiempos que marcaron a fuego mis ideas. Las luchas universitarias por el ingreso a la carrera, el boleto estudiantil, el costo del comedor universitario, el arancelamiento en las facultades, las idas al campo, los primeros juicios a los genocidas. Todo ello influenció en mi forma de ver el mundo, y eso se tradujo en la poesía. Publiqué mi primer libro “Poesía Íntima” en el año 2012, y a partir de entonces, empecé a encarar el asunto de la escritura con más seriedad. Había una necesidad de decir algo. Entre los libros de medicina, empecé a devorar libros de poesía: Sylvester, Castilla, Gelman, Regen, Tejada Gómez, Jesús Ramón Vera”, dice.
Señala, además, que Córdoba tiene una gran movida cultural, existen grupos de poetas que se reúnen a discutir los poemas antes de su publicación, también trabajan en conjunto en la edición abaratando los costos. “Hay cooperativas gráficas, espacios culturales y no está esa sensación de tener que ser aprobado por las viejas generaciones, como sucede muchas veces en Salta”, dice.
Tenemos una bala para cada uno
sugiere el vecino inmobiliario.
Luego se dirige hasta su vehículo para regresar a su casa
Toma su café de mediatarde
Expresa sus dolencias persistentes
Sobre la inseguridad
La situación del país
Y el desamparo
Mientras carga su revólver
Dispuesto a ejecutar su sutil sugerencia
¿Cómo se desarrolla el campo cultural actualmente en Cachi?
Viene queriendo. En marzo realizamos el 1° Encuentro de poetas en conjunto con la Municipalidad. Fue una muy buena experiencia porque desde la organización entendimos que la convocatoria tenía que ser a todas aquellas personas que trabajaran con las palabras: poetas, copleros y hasta los chicos que hacen hip hop. Vinieron de Cafayate, Molinos y algunos de Salta. No sólo hubo una mesa de lectura e improvisación sino que también fue un espacio donde intercambiamos nuestros materiales, había una mesa con nuestras publicaciones, y distintas intervenciones en todo el salón, poemas, frases, fotos. La idea es continuar con el proyecto y sumar otras expresiones culturales.
Quiero volver a esa tierra vallista
donde solo se llega atravesando los cielos
Hundirme en las montañas insondables de Los Laureles
Y envolverme en la perseverancia de lo verde.
Quiero adentrarme en ríos
Quebradas
Cementerios
Vadear la Cuesta del Obispo
para llegar a la entraña del camino:
allá donde se levanta un cardón
Por cada hermano asesinado.
¿En tu poesía se percibe el contacto con técnicas modernas y una tradición arraigada, cómo convive eso?
Bueno, eso no lo tenía muy asimilado del todo, hasta que Celeste Cancino, una amiga que estudia letras, hizo un trabajo sobre mi último libro “Retorno”. Ella analiza mi producción literaria y se refiere al concepto de diglosia cultural: esa convivencia de nuestra cultura ancestral con rasgos del occidente. Creo que a partir de eso pude reflexionar sobre mi poesía. Yo vengo de la experiencia de la poesía urbana, de la metrópolis, el asfalto, con las preocupaciones y escenarios de la ciudad. Volver al territorio y escribir sobre la historia y las luchas de nuestro Pueblo Diaguita, da un giro en el problema y el paisaje, pero no en la técnica literaria. Sigo haciendo una poesía incisiva, buscando más la precisión en las palabras que la musicalidad, poemas cortos que van al hueso del problema, y creo que eso le da frescura y actualidad a los asuntos del campo, desconocidos en parte por el relato folklórico con que se los aborda.
Cuando la casa parecía quedarse sola
Y las habitaciones indemnes
Aparecieron innúmeros retratos como nuevos
Integrantes
Viejos juguetes guardados
Sillones tapizados
Llenando de madre los espacios inertes
A la espera de nosotros cada verano
Junto a los hijos y las chirimoyas
Nuevas costumbres fueron impregnando la casa
Al igual que el humo de los sahumerios en cada primero
De Agosto
La pimienta molida en el mortero
La cena servida bajo la noche
La sobremesa de palabras y vinos desfondados.
Los arreglos de madre llegaron a cubrir hasta el
Horizonte de todas las casas:
Un ventanal con pájaros al amanecer y cúpulas de iglesia
Otra ventana para que entren las uvas abriladas
Una galería abierta empapándose de dique y montaña.
Y vamos comprendiendo que los arreglos de madre
Son las refacciones necesarias que vamos haciendo a
Nuestras vidas
Para no dejar las cosas en sus sitios estancos
Tus poemas están atravesados por lo político, ¿cómo ves esa realidad que querés transformar?
Creo que todos escribimos desde un lente diferente con el que vemos la realidad, y eso de alguna manera es la ideología, nada más que algunos somos más explícitos que otros en ponerlas en juego en nuestro producto, por las cosas que vivimos y vemos día a día y por los intereses que representamos.
Y lo más interesante que tiene la escritura, es que uno puede construir su propio mundo, el lugar de donde venimos y hacia donde vamos, de proyectar un futuro lleno de palabras. Y en mi poesía está todo eso, lo que nos pasó pero también lo que queremos ser: que nuestros hijos puedan seguir viviendo en el territorio, que nadie los desaloje, y coman los alimentos sanos que nos da la tierra. La poesía nacida como una expresión individual, también puede ser esperanza, proyección política.