No es una decisión menor por lo que no debe ser tomada a la ligera. Cuando elegimos al obstetra estamos eligiendo al especialista que nos acompañará durante todo el embarazo, trabajo de parto y parto. Por eso, es muy importante, que nos inspire confianza y seguridad, ya que pondremos en sus manos nuestra salud y la del bebé que viene en camino.
La
embarazada que va a elegir a su obstetra lo primero que hace es consultar en la
cartilla de profesionales de su obra social o prepaga, preguntar a sus amigas o
familiares a cerca de sus experiencias con especialistas conocidos o
simplemente dejarse guiar por la intuición.
Lo
ideal es poder tener entrevistas con uno o más especialistas en una instancia
previa al embarazo. De este modo, la paciente puede analizar con más tiempo y tranquilidad
quién es el profesional que más se adapta a sus necesidades y planear bajo su
orientación la llegada del bebé. Del mismo modo que hay diferentes tipos de
pacientes, también hay distintos tipos de médicos, y la clave está en encontrar
a aquel que tenga las características de personalidad y la forma de trabajar
que estamos buscando.
Habrá
algunas mujeres que prefieran a un obstetra maduro y con experiencia, otras a
alguien más joven y actualizado. Están las que se quedan con especialistas que
se inclinan a lo naturista, mientras que para otras es fundamental que el
profesional les dé el número de su teléfono celular para poder contactarlo si
surge una emergencia o bien alguna duda que necesite disipar.
Los
hay más tranquilos y otros más vehementes, cariñosos y demostrativos y otros
más distantes, están los más relajados y pacientes y también los más
alarmistas; para cada paciente hay un médico ideal. Por ello, es importante
conocerlo, conversar con él y sobre todo reconocer si hay o no empatía. En este
especialista depositaremos nuestra confianza y pondremos en sus manos nuestra
salud y la del bebé que nacerá. Será el encargado de recibir a nuestro hijo
cuando llegue a este mundo. Lo que vuelve a esta decisión una de las más
trascendentales que tomamos en la vida.
Para
tomar la mejor determinación, averiguaremos en qué clínica trabaja y revisaremos
a qué distancia queda de nuestra casa, ya que si vivimos muy lejos, esto puede
generar ansiedad en la futura mamá, sobre todo si es primeriza. También, puede
pasar que la obra social no trabaje con esa institución y esto es algo que debe
preverse de entrada.
Se
recomienda llevar a la primera consulta una serie de inquietudes por escrito,
para no olvidarnos de preguntar nada. Es importar indagar en la dinámica de
trabajo, si interviene también una partera en el momento del nacimiento y si el
especialista está de acuerdo con la analgesia del parto y con la cesárea
programada. También, resulta indispensable pedir que nos informe acerca de los
derechos que asisten a la mujer gracias a la Ley del Parto Respetado.
¿Y si no hay feeling?
Como
en toda relación humana es fundamental la confianza, si notamos que algo anda
mal y que no nos sentimos cómodas con el obstetra, lo mejor será buscar a otro
profesional, pero esto no puede esperar demasiado si hay una gestación en
proceso. El cambio debe hacerse en el primer tramo del embarazo y no esperar al
final porque a la mayoría de los obstetras no les agrada recibir un embarazo
avanzado, ya que al no haber participado del control del mismo, no conocen los
factores de riesgo que puedan existir, no saben qué situaciones se presentaron
anteriormente y cómo fueron manejadas, y no pueden dejar de lado los cuestionamientos
que por lo general les surgen acerca de los criterios empleados por el profesional
que venía tratando a la paciente.
Para la futura mamá también puede ser muy estresante cambiar de médico a último momento, cuando ya se acerca la fecha probable de parto. Como no queremos agregar más ansiedad a un momento como este, intentaremos hacer una buena elección inicialmente y estar atentas a la intuición. Si por alguna razón no estamos a gusto, algo no nos cierra o simplemente sentimos que no hay “feeling” lo mejor será buscar tempranamente a otro especialista.
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Con
el asesoramiento de María Cristina Sánchez Wilde. Médica Ginecóloga Obstetra.