Esta Navidad será diferente. Todos se preparan para celebrar una fiesta muy especial, ya que es la primera que va a vivir el nuevo integrante de la familia. Desde la llegada del bebé la dinámica del hogar se ha modificado y esos cambios también se verán reflejados en la forma de organizar y festejar esta celebración.
Se acerca la Navidad y empezamos a hacer planes para celebrarla a lo grande. Pero esta no es una festividad más, es la primera Navidad del bebé, lo que la hace muy especial. Por eso, es muy importante tomar algunos recaudos y organizarse bien para que el pequeño pueda disfrutar de la ocasión.
Si hay algo que caracteriza a las reuniones de Noche Buena es el bullicio, la música en volúmenes muy altos, la gente levantando el tono de voz y el estruendoso sonido de los fuegos artificiales. Todo este alboroto puede alterar al bebé sobre todo si no está acostumbrado al tumulto. Lo que se recomienda es buscar una habitación que se encuentre alejada del ruido para que el niño pueda descansar en ese lugar sin tantos sobresaltos.
Si en la calle están manipulando pirotecnia mantener al bebé lo más lejos posible, ya que el ruido de la detonación de una bomba de estruendo podría asustarlo y hasta provocarle un daño en la audición. Se recomienda el uso de vinchas que cubren las orejas o bien colocar tapones en los oídos.
Cuando hay un bebé en casa, siempre es mejor para los padres ir de invitados a la fiesta que ser los anfitriones. Esto tiene que ver con que su foco de atención debe estar en el niño y si la fiesta se hace en nuestro hogar lo más probable es que nos distraigamos tratando de brindar una buena recepción. Estamos hablando de un bebé chiquito, que todavía no cumplió el año, que quizás ya gatea o está dando sus primeros pasos, por lo cual también habrá que verificar que el espacio donde se va a desarrollar la fiesta cuente con todas las medidas de seguridad necesarias.
Si bien a los chicos de esta edad les encanta observar el árbol, las luces y los coloridos adornos navideños, tenemos que ser muy cuidadosos y evitar que el bebé se acerque demasiado. Si es un árbol muy grande y el niño se cuelga puede caérsele encima, si toca las luces o el enchufe podría electrocutarse y si rompe algún adorno podría lastimarse. Recordemos que los accidentes domésticos son muy habituales en estas fechas.
También hay que tener especial prudencia con las velas encendidas, las escaleras, las piscinas sin barreras de protección y las sustancias tóxicas que puedan quedar al alcance de su mano, entre otros presuntos riesgos.
El pequeño también puede experimentar ansiedad al ver a tantos extraños. Después de los seis meses algunos se asustan y lloran cuando ven una cara desconocida. Si vemos que no está cómodo no dejaremos que pase de brazo en brazo. Se sentirá mucho más tranquilo cerca de mamá, papá o alguien que le resulte familiar.
Si bien el niño no comprende todavía el significado de la Navidad o el sentido de recibir regalos en esta festividad, podemos ir inculcándolo poco a poco contándole cuentos o historias navideñas y cantándole villancicos. Esta también es una buena oportunidad para que el bebé socialice, conozca a su familia y comparta con ellos.
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Con el asesoramiento de María Cecilia Fernández. Pediatra