Arte público: cuando los vínculos se pintan de colores

Este fin de semana el muralista Walpaq junto a la cooperativa Cachalahueca realizaron una obra monumental en barrio Parque Belgrano como parte de un proyecto que recorre el país.

14 May 2018
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“Este es el pájaro que vos quieras: la idea es que cada persona pueda interpretarlo y darle un significado y elegir el pájaro que sea” afirma Jesús Flores, el conocido muralista que firma sus trabajos bajo el nombre de Walpaq. Y con esta idea reivindica el arte que se realiza en los espacios públicos.

Las calles de Salta ya tienen su sello y dan cuenta de temáticas con la valoración de la tierra, las luchas sociales y las comunidades originarias. Esta vez y como parte de un proyecto conjunto que gestionó la cooperativa de trabajo Cacha La Hueca, Walpaq pintó una obra monumental de 15 metros en la pared de un edificio situado en barrio Parque Belgrano.

Mientras el artista llena de colores el muro, varios de los miembros de la cooperativa de arte y cultura realizan un documento audiovisual que tiene su capítulo final en nuestra ciudad.

Lucía Fernández, socia y trabajadora de la cooperativa Cachalahueca, que tiene sede en Catamarca, explica que junto a Walpaq se embarcaron en un proyecto en el que recorren distintas ciudades “generando un vínculo con otras miradas, con otros estilos, con otras formas también de intervenir el espacio público”.


Este viaje los llevó a andar las ciudades de San Francisco (Córdoba), Palo Blanco (Catamarca), General Pico (La Pampa) y Godoy Cruz (Mendoza) junto a distintos referentes del arte público. Todo el recorrido fue registrado en formato audiovisual y “el destino final de este viaje es Salta, en barrio Parque Belgrano” cuenta Fernández.

El proyecto, denominado Comunidad mural, surge hace tres años y fue gestado con recursos obtenidos a través del Fondo de Fomento Concursable de Comunicación Audiovisual (FOMECA) que brinda el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).

La imagen elegida para ser materializada en la pared fue un ave y según explica Walpaq “la temática de los pájaros va como añadidura de parte de la admiración que yo tengo por un lado de la cosmovisión andina y cómo nos transmite esta esencia de estar en armonía y en equilibrio con la naturaleza” y por otro lado “me maravilla la naturaleza y creo que he resumido en esta última etapa de mi trabajo en el ave esa admiración que tengo por la cosmovisión andina y por la Pacha, por la tierra”.


Arte colectivo y callejero

Muchos pasan, algunos se detienen, otros un poco más curiosos preguntan, charlan, entablan un vínculo, saludan, se van o se quedan a tomar un mate.

Todas estas posibilidades forman parte de la dinámica del arte callejero o público y según cuentan los protagonistas de esta obra colectiva, esto es parte esencial de una intervención de este tipo.

“Eso tiene de maravilloso el arte público que uno propone y después queda abierto la significancia y va por añadidura la apropiación que tiene la gente” afirma Walpaq y agrega que “al estar en un espacio público es vital que las personas tengan la posibilidad de interpretarlo y resignificarlo también, darle un nuevo significado”.

Por su parte, Lucía indica que “el arte público es una forma de construcción, de manifestación en la calle, cualquier esquina puede ser posible de intervenir. Lo que ocurre con cada lugar, con cada comunidad, con cada persona que ve esa manifestación tiene múltiples posibilidades, múltiples sentidos. Entra en juego la subjetividad y la mirada de esa comunidad que tiene la posibilidad de verlo y hasta de participar”.

Además apunta que “el arte público invita a participar no solamente desde una mirada como observador lejano sino que también invita a interactuar, a participar y a construir colectivamente lo que quiere una comunidad. No es un arte cerrado que solo incluye a algunos, sino que abre el juego a otras posibilidades de intervención”.


Según comentan los integrantes de este proyecto la experiencia en Parque Belgrano fue de las más participativas. “Despertó muchas cosas: desde la vecina que traía empanadas, los vecinos que traían comidas o cosas, nos ofrecían el baño, nos prestaron escaleras, distintas formas de interacción y de ayuda. Se ha acercado mucha gente de distintas formas” cuenta Fernández.

En este sentido, Walpaq comenta que “en la calle somos yo y qué le puedo proponer a la gente y qué puedo recibir también, porque no se trata solamente de yo dar, sino también de recibir desde la crítica, desde la buena energía, desde un no me gusta. Entonces ese sentido cíclico de retroalimentarnos mutuamente me construye como artista, distinto, distinto en el sentido que elijo la calle, elijo hacerlo desde el muralismo, desde el espacio público”.

Además el artista agrega que “siempre resguardo la intimidad de los vínculos que tiene la gente conmigo, hay gente que ni conozco pero en la calle hay un puente, es como una excusa el mural, te conocés con vecinos. Hay gente a la que no he visto nunca pero me dicen que me siguen de hace rato y hay como una cuestión de amiguismo que yo lo siento como comunidad”.

Finalmente, Fernández manifiesta su deseo de que “este material llegue al mundo y quienes no saben qué es el muralismo y el arte público los conozcan, y que esto despierte a más artistas”.




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