derrumbe en el centro | trágico final del ex cine parravicini
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la gaceta / foto de antonio ferroni
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TRABAJO DESESPERADO. Decenas de socorristas, profesionales e improvisados, hicieron cadenas para sacar los pesados bloques de cemento que se acumulaban por toneladas. Hasta la madrugada de hoy se temía que hubiera más víctimas.
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estallido atroz
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y desesperación
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Las paredes del viejo cine Parravicini cedieron y cayeron estrepitosamente, causando la muerte de tres personas e hiriendo a otras dos. El hecho ocurrió minutos después de las 20, en pleno centro, a una cuadra de Casa de Gobierno. El lugar iba a ser convertido en una playa de estacionamiento con locales comerciales. Pánico entre los transeúntes y los automovilistas. Se escuchó un estallido y luego todo se vino abajo
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› así lo vi
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Parecía un atentado
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Diez minutos antes de las 21, a mitad de cuadra de la calle 24 de Septiembre al 500 había toneladas de escombro en la vereda y en el pavimento, polvo disperso en el aire, se escuchaba el ruido de sirenas de ambulancias que llegaban al lugar, y había decenas de policías desorbitados tratando de contener a las personas que querían saber qué había pasado. “Que la gente colabore, hermano”, gritó un miembro de la fuerza policial. Al mismo tiempo ellos removían con las manos las pesadas piezas de cemento, junto a la ayuda de vecinos.
El tránsito estaba cortado, y rápidamente al menos un centenar de personas se había amontonado en las esquinas de la cuadra. Querían saber qué estaba pasando como sea. Algunos lograron sortear el frágil cordón policial para saber si debajo del cemento estaban sus seres queridos.
La escena se parecía a los momentos posteriores a un atentado terrorista o a un terremoto, pero no. La fachada del histórico edificio del ex cine Parravicini se había derrumbado alrededor de las 20.30, sobre el cierre del horario comercial, cuando la mayoría de las personas se retiraba del centro de la capital.
La principal preocupación de la Policía era determinar si debajo de los escombros había personas. De repente, quienes estaban en esa búsqueda pidieron silencio. Creían haber escuchado el pedido de auxilio. Pero no. Instantes después, las fuerzas policiales lograron liberar la zona y el vallado policial se volvió sólido e impenetrable.
A partir de allí comenzaron a circular las versiones sobre la cantidad de víctimas que se había cobrado la tragedia.
Minutos después llegaron sucesivamente más policías junto a perros adiestrados para la búsqueda de personas; máquinas retro excavadoras; dotaciones de bomberos de la capital, de Yerba Buena y de Las Talitas; personal de Defensa Civil y un puñado de funcionarios policiales, municipales y provinciales.
“Estamos en plena tarea de remoción de escombros Estamos trabajando con personal de bomberos, policial y municipal. Hay dos víctimas fatales mayores de edad”, informó el jefe de Policía José Díaz al llegar al lugar, intentando calmar las aguas.
Desde ese momento hasta las 23 hubo un cerco informativo sobre lo que estaba pasando en la zona del derrumbe, ya que sólo ingresaban personas autorizadas por la Policía.
Poco a poco el centenar de vecinos que se había acercado comenzó a volver a sus casas. Entre tantas incógnitas había algunas certezas: la preocupación, la incertidumbre y el horror de la tragedia se iban a prolongar durante el resto de la noche y del tiempo.
Parecía un atentado
Matías Auad - LA GACETA
TUCUMÁN.- Diez minutos antes de las 21, a mitad de cuadra de la calle 24 de Septiembre al 500 había toneladas de escombro en la vereda y en el pavimento, polvo disperso en el aire, se escuchaba el ruido de sirenas de ambulancias que llegaban al lugar, y había decenas de policías desorbitados tratando de contener a las personas que querían saber qué había pasado. “Que la gente colabore, hermano”, gritó un miembro de la fuerza policial. Al mismo tiempo ellos removían con las manos las pesadas piezas de cemento, junto a la ayuda de vecinos.
El tránsito estaba cortado, y rápidamente al menos un centenar de personas se había amontonado en las esquinas de la cuadra. Querían saber qué estaba pasando como sea. Algunos lograron sortear el frágil cordón policial para saber si debajo del cemento estaban sus seres queridos.
La escena se parecía a los momentos posteriores a un atentado terrorista o a un terremoto, pero no. La fachada del histórico edificio del ex cine Parravicini se había derrumbado alrededor de las 20.30, sobre el cierre del horario comercial, cuando la mayoría de las personas se retiraba del centro de la capital.
La principal preocupación de la Policía era determinar si debajo de los escombros había personas. De repente, quienes estaban en esa búsqueda pidieron silencio. Creían haber escuchado el pedido de auxilio. Pero no. Instantes después, las fuerzas policiales lograron liberar la zona y el vallado policial se volvió sólido e impenetrable.
A partir de allí comenzaron a circular las versiones sobre la cantidad de víctimas que se había cobrado la tragedia.
Minutos después llegaron sucesivamente más policías junto a perros adiestrados para la búsqueda de personas; máquinas retro excavadoras; dotaciones de bomberos de la capital, de Yerba Buena y de Las Talitas; personal de Defensa Civil y un puñado de funcionarios policiales, municipales y provinciales.
“Estamos en plena tarea de remoción de escombros Estamos trabajando con personal de bomberos, policial y municipal. Hay dos víctimas fatales mayores de edad”, informó el jefe de Policía José Díaz al llegar al lugar, intentando calmar las aguas.
Desde ese momento hasta las 23 hubo un cerco informativo sobre lo que estaba pasando en la zona del derrumbe, ya que sólo ingresaban personas autorizadas por la Policía.
Poco a poco el centenar de vecinos que se había acercado comenzó a volver a sus casas. Entre tantas incógnitas había algunas certezas: la preocupación, la incertidumbre y el horror de la tragedia se iban a prolongar durante el resto de la noche y del tiempo.