Según especialistas, peligra el patrimonio arquitectónico de San Lorenzo
Una investigación de la UCASAL plantea que el crecimiento urbano puede poner en riesgo el patrimonio de esta pintoresca villa.
Dicen los especialistas que San Lorenzo dejó de ser una villa veraniega, como era antaño, para ser un barrio más, alejado del centro salteño por 13 kilómetros que se recorren en 30 minutos, en vehículo particular.
“El crecimiento urbano que experimenta San Lorenzo puede poner en riesgo la riqueza de su patrimonio arquitectónico, producto de la especulación inmobiliaria”, asegura una investigación de la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Salta encarada por el arquitecto Enrique Lima Meiners que se encuentra en una segunda etapa de realización.
Mirá la galería de imágenes del patrimonio cultural que San Lorenzo puede proteger
“Creo que la población de San Lorenzo desconoce el valor del patrimonio arquitectónico que posee. Recuperar la memoria es el sentido de esta investigación porque no hay nada escrito, no hay planos de esas casas antiguas y la memoria, con el tiempo, se va diluyendo. Nuestra intención es darle un valor agregado cultural, que sea de interés turístico”, explica el arquitecto a LA GACETA.
El estudio comenzó en 2014 y relevó entre 36 y 40 viviendas de interés patrimonial, ubicadas en la sección catastral primera, que proyectó el ingeniero italiano Vicente Arquati, en1889. Se trata de unidades de interés por sus características arquitectónicas, estilo, emplazamiento y referencias. Fuera de esa área, hay otras 14 unidades, en un sector más rural.
Las construcciones de esa época, cuenta Lima Meiners, incluían adobe, piedra, ladrillos y paredes de más de 60 centímetros de ancho. “Para hacer El Castillo de la Quebrada se trajeron piedras extraídas con dinamita. En esa construcción se utilizaron los primeros perfiles de hierro de la zona, por ejemplo”, menciona el arquitecto. Las casonas de tipo colonial y rural, poseían un patio central, galerías y las construcciones se hacían altas, con cinco u ocho escalones: “algunas se hacían así porque se usaba en esa época y otras porque estaban ubicadas en terreno inclinados de la quebrada y tenían desniveles”. Para los techos se usaban las tejas o tejuelas.
"El patrimonio arquitectónico sirve para la memoria, la historia, para conocer la identidad de un pueblo", reflexiona Lima Meiners y añade: "Para vivir el hombre necesita de una defensa, la defensa es la casa, un lugar donde vivir y desarrollar la familia. Ese proceso se da en un tiempo determinado, con las necesidades, las técnicas, las costumbres y los estilos de ese momento. Eso se refleja en la construcción, eso hace a la historia de un lugar. De allí que es interesante preservarlo; de esa forma se mantiene la identidad de un pueblo".
Lima Meiners, rosarino de origen pero afincado en Salta por muchos años, dijo que su trabajo de investigación y el deseo y la necesidad de proteger un patrimonio arquitectónico en riesgo, está inspirado en un libro de Horacio Cornejo y Margarita Fleming (Tierra de Temporal) y en el libro "La casa de los Abuelos" de Zulema Usandivaras de Torino.
En la primera etapa del trabajo, que concluyó a fines de 2016 acompañaron al arquitecto Lima Meiners, la arquitecta Fernanda Russo, que continúa, el arquitecto Facundo Ruiz de Los Llanos, el licenciado Horacio Cornejo en los temas de turismo y José Gabriel Chibán en los aspectos legales. El trabajo tenía por entonces la tutoría del arquitecto Roque Gómez (fallecido en 2017).
La investigación entrará en setiembre en una segunda etapa en donde se continuará con el relevamiento de las casas. Se realiza junto a la Universidad Católica de Salta, La Municipalidad de San Lorenzo y la Copaus. “Para publicar el trabajo tenemos que tener 50 casas estudiadas. En San Lorenzo hay casas del arquitecto Eduardo Larrán, entre otros y son obras muy buenas, con su estilo moderno – racional. Están integradas al paisaje y eso es lo que hay que preservar para consustanciarse con el lugar generando un diseño acorde a la zona”, indica el investigador. El equipo actual, con la dirección de Lima Meiners se completa con las arquitectas María Fernanda Russo, Ana Laura Restom y Trinidad Cornejo Becker.
Algo de historia sobre San Lorenzo que indagó esta investigación
San Lorenzo empieza a tener identidad como emprendimiento rural en el año 1583, un año después de la fundación de la ciudad de Salta. En ese año, el fundador, Hernando de Lerma, concedió allí una merced, comenzó a funcionar como sitio rural y fue así por muchos años.
Desde el año 1700 hasta 1715, San Lorenzo fue finca de Los Jesuitas y la sala (cabecera de la finca o casco) estaba ubicada en lo que hoy es el Club Israelita.
Después de ser un sector eminentemente rural, en 1879 San Lorenzo empezó a tener fama como lugar de descanso y de baños, según un periódico del momento. En 1889 el gobernador de aquel entonces, Martín Gabriel Güemes, nieto del General Martín Miguel de Güemes, en conjunto con David Apatié, decide comprar 180 hectáreas. Estaban ubicadas desde La Quebrada hacia el este y al norte y le encargan al ingeniero Vicente Arquati el diseño del plano de urbanización.
Las tierras fueron adquiridas a Juan de la Cruz Martearena, quien a antes de esa fecha, ya había vendido 16 terrenos en el camino de La Quebrada. El plano de Arquati de 1889, es el primer documento técnico del sitio de San Lorenzo, solo se había delimitado el terreno por mojones y la superficie tiene casi el mismo tamaño que Salta capital de esos años.
Arquati hizo toda una urbanización, con manzanas de 80 x 80, desde el río San Lorenzo al este hacia La Quebrada respetando, a medida que se acercaba a la misma, las fracciones ya vendidas y los niveles del suelo que se iban elevando a medida que se acercaba a ella, no pudiendo mantener ese diseño.
En 1891 esos terrenos se venden al Banco Provincia que sigue con el negocio inmobiliario. En ese año llega el tren a Salta y existía la expectativa de extender un ramal ferroviario a San Lorenzo.
En 1896, a raíz de un conflicto con Chile por problemas de límites se estableció por primera vez en San Lorenzo, un campamento militar. Se levantó después de un año y se volvió a implementar en 1898, a raíz de que continuaba el conflicto.
A través de distintas generaciones y sucesiones, fueron varios los propietarios de esas tierras mientras se fue conformando hasta hoy.
Así, se han contabilizado unos 20 propietarios distintos. El número 20 fue Miguel Fleming Shorty que tenía una buena porción de lo que hoy es la villa, que va desde la calle B. Roldán al norte, hacia finca Las Costas al sur, los cerros y el río San Lorenzo.
Michael Fleming y Shorty, nació en 1829 en Dublín, hijo de Christopher Fleming y de Anne Shorty, en 1851 completa sus estudios de Farmacia, se traslada a Salta e instala su abre su botica en la esquina de las calles Florida y Alvarado.
Algunos lugares para rescatar
Según el arquitecto Enrique Lima Meiners, hay muchos sitios históricos y culturales para rescatar que le darían un valor agregado al municipio de San Lorenzo:
- El cementerio, donde se encuentran las tumbas de Juan Carlos y Jaime Dávalos, poetas salteños, debajo de una enorme Tipa. Al costado de las tumbas, identificadas con unas placas, se encuentra una guitarra labrada en piedra, "una escultura de mucho valor", indica Lima Meiners. (Foto superior).
- La carpa del ciego Nicolás, que inspiró la zamba, La Sanlorenceña. Allí se han reunido poetas de la talla del Cuchi Leguizamón, Walter Adet, Juan Carlos Dávalos y era el punto de reunión en carnaval. (Foto a continuación).
- El Museo de la Gesta Güemesiana, realizado en maquetas en miniaturas por Virgilio Nuñez.
- La Quebrada de San Lorenzo, una reserva natural municipal que está dentro de las Yungas y se encuentra ubicada al oeste del municipio.
Escuchá, para terminar de disfrutar esta nota, La Sanlorenceña, por Los 4 de Salta. El reconocido poeta y músico salteño, Jaime Dávalos, fue el creador de esta zamba.