Abusos en la Iglesia: la dura respuesta de una ex monja salteña a las declaraciones del Papa

Recientemente el Sumo Pontífice admitió que dentro de la institución que preside ocurrieron situaciones de abuso sexual. En Salta hubo un caso que no se terminó de resolver.

07 Feb 2019
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Las ex monjas María Gracia y Valeria Zarsa conversan en los pasillos de Ciudad Judicial. Foto de archivo

Luego de su viaje a Emiratos Árabes Unidos, el Papa Francisco reconoció públicamente que en la Iglesia hay casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y obispos en los que las víctimas son monjas.

Sobre el accionar de la Iglesia católica ante estos casos, el Sumo Pontífice dijo: “¿Tenemos que hacer aún más? Sí. ¿Tenemos la voluntad? Sí. Pero es un camino que viene de hace tiempo”.

Pese a esto, hay casos sin resolver en el interior de la institución que preside Francisco y en Salta hubo uno en particular.

El fundador de la Congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, el sacerdote Agustín Rosa Torino, está imputado por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual simple” agravado por ser ministro de culto reconocido.  

Una de las personas que lo denunció es la ex monja Valeria Zarsa, quien no solo es víctima sino también acusada en este caso, ya que está señalada de haber abusado de una niña durante varios años en una de las sedes de la congregación en Metán.

En recientes declaraciones a diario Perfil Zarsa dijo que no le cree nada al Papa Francisco. "A Bergoglio no lo puedo escuchar hablar", admitió y señaló además que ya no cree en Dios.

"Soy atea. Si hubiera existido un Dios, ¿por qué no tuvo misericordia con todos los jóvenes que pasaron por esa congregación que queríamos de corazón servir a Dios?”, agregó la ex religiosa.

Por otro lado se refirió a la persona a la que acusa de abuso sexual. "Hoy en día el padre Agustín Rosa debería dejar de llamarse padre, pero lo sigue siendo. No lo echan de la Iglesia", indicó.

En la misma entrevista recordó algunos detalles de su acusación. "Era una ola de abusos y una red de encubrimiento. Fueron 20 años de mi vida, cuando me di cuenta que todo lo que me enseñaban eran mentiras, era tarde porque no pude estudiar o conformar una familia. Hay días que me levanto y me cuesta", expresó Zarsa.

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