Se elegirá al menos odiado, no al mejor
El tipo de cambio, las metas fiscales, la evolución inflacionaria y el rumbo económico son algunos de los puntos que desvelan a los agentes económicos. La consultora Arriazu Macroanalistas, liderada por Ricardo Arriazu y Fernando Marengo, realizó algunas proyecciones sobre la situación argentina.
El dólar está donde tiene que estar. No es real que tenga que devaluarse nominalmente para ser más competitivos. El Labor Unit Cost (costo unitario de mano de obra) en dólares ajustó mucho y está en niveles competitivos. El Banco Central tiene suficientes reservas para enfrentar una dolarización de portafolios y mantener el dólar estable en términos nominales hasta noviembre-diciembre. Dolarización va a existir seguro: la pregunta es ¿cuándo y cuánto? Cuanto más se demore, más ayuda a la economía y a las encuestas. Hasta noviembre-diciembre se prevé que el mercado de divisas internacional se presente estable. Lo que suceda después dependerá del resultado de las elecciones.
La inflación está bajando debido a la estabilidad del dólar, pero aún no lo suficiente (se esperaba 2,2% y, en junio, terminó en 2,7%, de acuerdo con los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos). De todas maneras, se cree que está convergiendo al 20%. En el largo plazo la inflación es un fenómeno monetario, pero no en el corto. La mayoría de los factores que determinan la inflación está estable, salvo salarios y márgenes. La recomposición de estos dos factores hace que no baje más rápido. En el Central consideran que el tipo de cambio puede definir una elección, pero no las tasas de interés. Entonces es probable que las sigan bajando muy cuidadosamente.
Las crisis son siempre por exceso de gasto. El año pasado se combinó con sequía, impuesto a Lebac para extranjeros y mala política del BCRA. Así, los mercados se cerraron. Mauricio Macri es ingeniero y le gusta inaugurar obras. Cuando Nicolás Dujovne entró a Economía mejoró el control del gasto. El ajuste consistió en bajar los subsidios a la energía, dado que es muy difícil recortar en otras cosas por la inelasticidad a la baja de sueldos públicos y jubilaciones. Este año se cumplirán las metas con el FMI. En 2020 hay que ir a superávit primario. Van a tener que seguir siendo muy duros porque, pese a que no se eliminan las retenciones, entra en vigencia más plenamente el aumento de las jubilaciones.
La actividad tocó piso en noviembre pasado. Luego hubo una recuperación que se frenó en marzo y los datos de abril en adelante parecen mostrar nuevamente una mejora. De las tres cosas necesarias para que se reactive la economía hay dos que ya se cumplieron: estabilizar el tipo de cambio y comenzar a bajar la tasa. Hay una que no se cumplió, que es la normalización del mercado de crédito, que sigue cayendo en términos nominales pese a la alta inflación y tasas que devengan al 70%. Lo que cae de créditos va a Leliq. Argentina tuvo una recesión cada dos años. Esta recesión no es mayor que otras recientes. La caída de cemento de junio se debe al factor lluvia.
Miguel Pichetto no capta tantos votos para el Frente de Todos, pero ayuda a traccionar en Córdoba o Santa Fe. Dice las cosas que Macri no se anima a decir, por ejemplo la palabra “Capitalismo”. Adicionalmente puede ser un factor clave en caso que Macri gane, porque ayuda a conseguir los votos para las reformas estructurales (laboral y previsional). Si gana, tendrá que hacer las reformas estructurales de entrada. No será un comicio eligiendo al mejor candidato, sino al menos odiado. Cristina Fernández tiene más votos positivos que Macri, pero éste tiene menos votos negativos que CFK que, si gana, hay que ver si cambió.