La montaña, esta vez, puede esperar
Audiffred extraña competir y entrenarse, pero se cobija en su trabajo en la Maternidad.
EQUIPO. Santiago, Juan Pedro y Lucía colaboran para hacer pan de queso. Cocinar también distiende en el aislamiento.
TUCUMÁN.- “Como médica estudié lo que es una pandemia. Pero nunca imaginé que la iba a vivir. Es inesperada para todos”, explicó Virginia Audiffred. “Sabés que existe, de qué se trata, qué es, pero vivirlo es más complicado. Tiene un factor sorpresa”, describe la pediatra y neonatóloga, tucumana por adopción.
Su condición de personal esencial no alteró su vida laboral. La pandemia la afectó en otros aspectos: le puso freno al envión deportivo que había tomado en 2019. “Fue mucho mejor de lo que esperaba”, reconoció la corredora de montaña.
Por los resultados, fue un acierto la decisión que tomó en un análisis con su entrenador Roberto Parodi. Cambió las carreras de 70 kilómetros por las que superan los 100. En el Aconcagua ganó en su categoría y fue tercera en la general de damas, en Patagonia Run (San Martín de Los Andes) quedó segunda en su divisional y en La Misión de Córdoba ganó en 80k, mientras que en la versión 100k de Villa La Angostura fue primera en damas y cuarta en la general superando a cientos de competidores masculinos.
MAGIA. Lo sintió la atleta cuando recibió a Ciro y a Bernabé una noche de guardia.
Todas esas pruebas son las más exigentes en territorio argentino. Audiffred fue por más y en 2019 corrió el ultra trail de Mont Blanc, en Francia, la carrera de largo aliento por montaña más prestigiosa y exigente del planeta. A los 48 años quedó 19° en su categoría, 67 en la general femenina y 504 en la general de una carrera que en cada edición promedia más de 2.000 competidores.
“Vivir la pandemia es más difícil que terminar Mont Blanc”, dice. “Para correrla te preparás y, si estás entrenado, lo hacés”, agrega insistiendo en el factor sorpresa de una pandemia que, y en particular esta de la covid-19, es muy marcado. “Creo que los más aterrados son los médicos. Pienso que es porque no saben hasta dónde puede llegar esto”, reflexionó la doctora que se desempeña en las salas de parto de la Maternidad.
Como el coronavirus, también fue sorprendente su vínculo con la montaña, que comenzó en 2013. “Empecé a descubrirla con unas amigas. Ellas me decían ‘te va a encantar’. Me encantó y atrapó”, dijo remarcando con la voz cada una de las sílabas de las palabras. “La primera vez que fui a Anfama lloré al ver la montaña. Pensé hasta dónde había llegado por mis propios medios y desde dónde… desde San Javier”, exclamó Audiffred. “Ver las cadenas montañosas que venís dejando atrás es muy emocionante, increíble”, reconoció la profesional.
Ni los 18 años de experiencia que podrían ser monótonos para algunos, y menos el virus, han logrado quitarle la sensación grata de su trabajo. En la guardia del último martes asistió cinco cesáreas y otros tantos partos. Reconoce que no tiene la más mínima idea, ni siquiera un número aproximado puede dar, de cuántos bebés recibió, pero sí tiene claro que hay algo que no se modificará jamás. “No me deja de asombrar lo que es la vida. El momento en que uno nace es tan maravilloso y mágico. Por más que sean tantos años, seguirá teniendo el mismo significado”, vaticinó Audiffred que, junto a una enfermera, se encargan de recibir a los bebés, de vacunarlos y de entregarlos a su mamá.
Así transcurre la vida de la corredora que nació en el llano, subió a los cerros y se hizo tucumana. “De la pampa a arriba de la montaña”, dice con orgullo la doctora nacida en Rojas, provincia de Buenos Aires. “Siempre figuro representando a Tucumán, así me anoto en las carreras”, contó Audiffred, que luego de estudiar y conocer a su marido decidió venir junto con él a “El Jardín de la República”.
“Se extraña correr, pero la montaña se extraña más todavía porque, si hacemos esto, es porque la amamos”, dijo sentida. “Pero en este momento tenemos que estar guardados, cuidándonos y todo se va a recuperar a su debido tiempo”, estimó con esperanza la dama a la que le gusta conquistar montañas.