El manejo de cultivos de manera adecuada evita el deterioro del suelo
Desde Tecnosuelo explicaron que los análisis muestran la fertilidad física de los suelos.
Debido a la tecnificación, al mayor uso de insumos y a la mejora genética, entre otros factores, la actualidad de la producción agropecuaria del NOA da cuenta de que pueden obtenerse muy buenos rendimientos de los cultivos, frutales, extensivos (graníferos, caña de azúcar) y pasturas.
Pero si no se manejan adecuadamente, esto puede llevar aparejado un posible deterioro físico, químico y biológico del suelo. Así lo advirtió Eduardo Aso, del laboratorio Tecnosuelo.
Pensando en la sustentabilidad de los sistemas de producción resulta necesario la implementación de prácticas como la siembra directa, la rotación, el uso de cultivos de servicios y la fertilización balanceada.
Para diagnosticar las condiciones de fertilidad del suelo, para prevenir o remediar posibles alteraciones, una herramienta muy útil es el análisis de estos.
“Mediante mediciones en campo, la toma de muestras y su análisis en laboratorio, el estudio de los suelos permite determinar la fertilidad física, los niveles de disponibilidad de nutrientes y la actividad biológica para, a partir de esta información y del conocimiento de las necesidades de los cultivos, hacer recomendaciones de manejo y de fertilización a fin de lograr altos rendimientos de manera sostenida”, explicó Aso.
Uso de tecnología
Sumado a esto, añadió que una gran variedad de herramientas tecnológicas -imágenes satelitales, mapas de NDVI (índice verde) y de rendimientos, sensores remotos o drones con cámaras especiales, y su acceso por medio de distintas plataformas (PC, smartphones)-, sirven de base a los estudios de suelos, permitiendo mejorar significativamente la calidad de la información que se obtiene. Por ejemplo, para la diferenciación de ambientes en los campos, para la elaboración de recomendaciones de nutrición, que resultan en un mejor aprovechamiento de insumos como los fertilizantes.
Las “4C”
Las Buenas Prácticas de Manejo de la Fertilización, que contemplan el uso de la fuente, la dosis, el momento y el lugar correctos -conocidas como las 4C de la BPM de la fertilización- son la base para una adecuada aplicación de esta tecnología. También el análisis del suelo es la herramienta para cuantificar la oferta de nutrientes del suelo, sus posibles limitaciones (acidez, salinidad, sodicidad, compactación), cuáles serían los tratamientos de recuperación o de mejora, o qué cultivos pueden adaptarse a determinadas situaciones. Y si se analiza el suelo en forma sistemática a lo largo del tiempo, se puede conocer la evolución de la fertilidad de un ambiente, lote o finca.
Los pasos
1.- Recopilación y estudio de la información previa (análisis anteriores, imágenes, reconocimiento in situ), para definir las características del estudio a realizar.
2.- Toma de muestras del suelo y mediciones (infiltración, compactación, por ejemplo) en el campo.
3.- Análisis de las muestras. Las técnicas analíticas de laboratorio permiten evaluar los niveles de materia orgánica, nitrógeno, fósforo, CIC, potasio, calcio, magnesio, sodio, boro, cobre, hierro, manganeso y zinc que posee el suelo. También su reacción química (pH), granulometría (textura) y nivel de salinidad, entre las determinaciones habituales.
4.- Interpretación de datos y asesoramiento mediante un informe explicativo de los valores obtenidos, y de recomendaciones de manejo y fertilización más adecuados para cada caso.
Estudios paralelos
También se realizan análisis foliares (de hojas) y de frutos, para evaluar el estado nutricional de los cultivos. Estas herramientas resultan de gran utilidad y de uso muy difundido en muchos cultivos; principalmente, frutales.
Los análisis de suelo pueden hacerse durante todo el año. Pero el momento ideal para realizar este estudio sería previo a la siembra o a la plantación de los cultivos extensivos o a la época normal de fertilización en los frutales.
Cabe destacar que el costo del análisis de suelos es mínimo en relación con su utilidad dentro del sistema productivo, aun en una coyuntura de baja rentabilidad. Conservar el suelo resulta fundamental para el desarrollo regional, ya que sustenta vida, trabajo y producción. Debe cuidarse para las próximas generaciones.