En los pueblos fronterizos aseguran que el desempleo llega al 50% por la pandemia
El cierra de las fronteras con Bolivia trajo aparejado graves inconvenientes económicos en la región. La voz de los intendentes.
Foto ilustrativa. Por el cierre de la frontera, el trabajo de los bagayeros se resintió. ARCHIVO LA GACETA
La pandemia generada por el coronavirus impactó de lleno en la economía, pero algunas zonas del país parecen más afectadas. En pueblos de frontera, como Aguas Blancas (Salta) y La Quiaca (Jujuy) el desempleo afecta a prácticamente la mitad de la población.
En estas localidades el trabajo informal ganó terreno hace años y es la principal fuente de mano de empleo y sustento de miles de familias argentinas. El cierre de fronteras y la imposibilidad de pasar mercadería de un país a otro solo complicó más la situación de una de las zonas más postergadas del país.
Desde el municipio más joven de Salta, Sergio Oliva aseguró que el impacto económico “es grandísimo” en el norte porque impactó en todos los sectores comerciales. “Nosotros nos nutrimos de la frontera con la compra y venta de mercadería, pero ahora no se está haciendo nada de eso”.
Los bagayeros, motor de la economía cotidiana del departamento Orán, no están trabajando como acostumbraban, los locales gastronómicos tienen sus mesas vacías y los productos que tentaban con sus precios a los consumidores bolivianos quedaron sin compradores. “Como no hay actividad económica, la recaudación cayó un 85% en el municipio”, reconoció Oliva.
En este sentido, el jefe comunal de la localidad creada en 2015 indicó que tuvieron que pedir una ayuda extraordinaria y un adelanto de fondos coparticipables al gobierno provincial para cumplir con sus obligaciones mensuales.
A más de 500 kilómetros de distancia, en La Quiaca afirmaron que el bloqueo del paso internacional perjudicó de manera notable a los pequeños comercios. Además potenció el contrabando por los pasos ilegales que se encuentran a lo largo de 16 kilómetros de frontera seca.
“Se empobrecieron los pequeños comerciantes que vendían al menudeo a vecinos de Bolivia que venían a comprar, quedaron sin trabajar los estibadores que descargan los camiones, las taxiflet y las personas que trasladan productos de un lado al otro”, relató el intendente Blas Gallardo a LA GACETA.
En ambas localidades la situación sanitaria está controlada porque no se detectaron casos positivos de coronavirus hasta el momento, pero las alarmas se mantienen encendidas por los casos diagnosticados en las ciudades que las rodean.