El Ojo Crítico: “The Umbrella Academy 2”

MUY BUENA

SERIE / POR NETFLIX

Es tan buena la segunda temporada de “The Umbrella Academy” que desde el momento del estreno -el viernes pasado- sólo se habla de qué sucederá en la tercera (todavía no confirmada por Netflix). Es que el final, a prueba de spoilers en este párrafo, dejó las cosas a punto caramelo para la continuación y dan ganas de que sea lo más pronto posible. Habrá que meter la cabeza en el freezer y esperar, porque que en caso de que una nueva temporada reciba luz verde está tan retrasado por la pandemia el plan de rodajes de Netflix que sería milagroso ponerla en pantalla antes de 2022.

El retorno de los hermanos Hargreeves a la acción es todo lo creativo, intenso y magnético que los fans del cómic creado por Gerard Way venían reclamando. Las lagunas narrativas y cierta morosidad en el planteo de la historia que había exhibido la temporada inicial quedaron en el pasado. Esta segunda parte cierra por todos lados: los arcos argumentales de todos los personajes -que son muchos- están explorados en profundidad, el humor y la acción se despliegan sin ataduras, los 10 capítulos proponen un balance tan justo que se maratonean sin pestañear.

En un género tan superpoblado y tendiente al lugar común como el fantástico, “The Umbrella Academy” marca diferencias por su originalidad, por la calidad de su estética, por esa capacidad para no tomarse en serio ni siquiera en los momentos de máxima tensión. Porque está bien hecha -la selección musical es perfecta- y bien actuada. Y porque, básicamente, es tremendamente divertida.

Huyendo del apocalipsis de 2019 el grupo se reencuentra en Dallas, en 1963. Sí, pocos días antes del asesinato de Kennedy. La cuestión es que la línea de tiempo amenaza con cambiar y una guerra nuclear puede ser el corolario del magnicidio. Una vez más, los miembros de la Umbrella Academy deberán evitar el fin del mundo.

Es la misión que afrontan Vania (Ellen Page), Luther (Tom Hopper), Diego (David Castañeda), Allison (Emmy Raver-Lampman), Klaus (Robert Sheehan), el fantasma de Ben (Justin Min), que por fin alcanza el protagonismo que merece, y N° 5 (Aidan Gallagher), el mejor personaje sin dudas. Mientras hacen lo suyo, los hermanos Hargreeves son perseguidos por tres asesinos desopilantes (los suecos), descubren secretos del pasado familiar y se topan con la ambigua Lila (Ritu Arya). Lo principal: sigue siendo una pandilla de superhéroes disfuncionales, letales y, por sobre todo, de lo más queribles.