De Villa Fiorito al mundo

Por Susana Maidana, filósofa. Profesora emérita de la UNT.

26 Nov 2020
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MÍTICO. En su programa de TV. El atractivo popular de Maradona se relacionaba con su faceta de héroe clásico.

Es muy difícil saber qué factores influyeron para que Diego Armando Maradona, nacido en el seno de una familia humilde, en Villa Fiorito, se haya convertido en una de las personas más conocidas y reconocidas en el mundo. Cualquiera de nosotros nos hemos encontrado, fuera de Argentina, con alguien que nos ha preguntado por Diego con una sonrisa.

Nadie puede dudar de que era uno de los mejores jugadores de fútbol del mundo y de que tenía una técnica y una aptitud física enormes. Y a esto se sumaba la importancia social que tiene el fútbol, entre todos los deportes, por dos de sus características centrales: ser un deporte colectivo y uno de los que más dinero genera.

Sin embargo, no considero que este deporte, ni ningún otro, constituya nuestra identidad como país porque no podamos hablar de una identidad argentina sino de múltiples identidades. Pero lo cierto es que Diego se convirtió en alguien reconocido internacionalmente y también fue un símbolo para jóvenes y adultos.

Muchos niños, adolescentes y jóvenes aspiran a salir de las dificultades económicas a través de la fama: cantante, deportista, bailarín o bailarina, actor o actriz, futbolista. No obstante sepamos que la fama, que se mide también por el dinero que se gana, no es garantía de felicidad. A veces, confunde y turba la vista. Tenemos muchos casos de “famosos” que no lograron el bienestar o cierto estado de felicidad y se encontraron con esa condición irrebasable de la vida humana que es la finitud.

Es tan enorme el reconocimiento a Maradona que ha sido capaz de quebrar la tan mentada “grieta” en el momento de su muerte, al lograr que argentinos y argentinas, sin distinción alguna, expresemos nuestro dolor por ese hombre que nos enojaba o nos enternecía, pero que nunca nos resultó indiferente.

Sea por la magia de sus piernas, sea porque fue capaz de trascender socialmente, sea por su carisma y personalidad, siempre fue amado por sus seguidores y admirado porque la sociedad puso en él sus utopías y sus deseos, y más aún en tiempos de pandemia.

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