LA GACETA SALTA
Artes marciales: un camino para fortalecer la autoestima
En Salta se pueden aprender diversos estilos. Expertos le contaron a LA GACETA de qué sirve aprender estas disciplinas
03 Abr 2015
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DOJO. Pablo Pereyra y sus alumnos de Jiu Jitsu brasileño. FOTO CORTESÍA DE PABLO PEREYRA
A veces se tiene una idea distorsionada sobre las artes marciales y la causa puede surgir de la ignorancia, de malos profesores con ejemplos lamentables, o incluso del cine y la televisión. Sin embargo, el mundo de las AA.MM. cuenta con una historia rica que se fue construyendo durantes siglos, y en Salta existen muchos estilos diferentes que pueden aprenderse, dependiendo de características específicas que busquen los alumnos.
Los diferentes estilos de artes marciales surgieron a través de la historia. El aprendizaje y la enseñaza se extendieron por China, Japón, Okinawa, Corea, Filipinas, Hawaii y otros muchos lugares, agregando y quitando cosas. Para muchos, el camino marcial se transformó en la vía del autoperfeccionamiento. Pero lo importante es saber que, bien enseñadas, con las artes marciales se aprende a no usar la violencia.
Marcelos Reales es profesor de Taekwondo ITF (International Taekwondo Federation) y director del Centro Integral y Educativo de Taekwondo. Con amplia experiencia en la enseñanza, considera que la práctica tiene varios beneficios para los alumnos. Y en ese sentido, le explicó a La GACETA: "lo primero que se reciben son beneficios físicos”. Y agregó: “se verá el fortalecimiento de músculos cardíacos, mejoramiento de la circulación sanguínea y en la coordinación psicomotriz”. Pero también aseguró que “quien practique notará una mejora de la autoestima y la adquisición de mayor seguridad”.
Además se irá templando el carácter. Todo esto se verá complementado con una mayor sociabilidad, establecida con los compañeros, aunque Reales opina que “esto depende mucho del profesor, trabajando con todos los alumnos por igual y tratando al grupo como a una familia”.

En la práctica de un arte marcial, “es fundamental la enseñanza del autocontrol”, recalcó el director del CIET. Y agregó: “en el caso del Taekwondo, se enseñan principios morales como la cortesía, la integridad, la perseverancia. Son principios básicos en los que se empieza a regir una persona, sobre todo los niños. Y a partir de eso los deberes que tienen como estudiantes”.
Pedro Díaz es profesor de Kenpo-Karate (también llamado Kenpo Americano), un sistema muy enfocado en la defensa personal. Además, a lo largo de su vida también practicó Taekwondo, Jiu Jitsu, Chuan Fa, Karate Do y Ninjutsu. Por otra parte, es profesor universitario de Educación Física y también estudió Higiene y Seguridad. Con semejante trayectoria, dialogó con LA GACETA sobre su visión acerca de las artes marciales, y manifestó que es primordial tener en cuenta el ambiente en el que entrenan los alumnos. “Es muy importante el bienestar y el cuidado. Es necesario practicar con la indumentaria correcta y con protectores adecuados para evitar accidentes”, explicó.
También manifestó: "no estamos en la época medieval ni en una película de acción; no sirve de nada que los estudiantes se lesionen realizando prácticas arcaicas". Y agregó: "una lesión seria sólo causará que el alumno no pueda seguir practicando por varios meses”. Por eso llama a la reflexión y a tener especial cuidado “con profesores que puedan llevar a sus estudiantes a hacer actividades demasiados peligrosas para la integridad física, o a usar armas en los entrenamientos sin resguardos ni preparación”.
Sobre el Kenpo-Karte, Pedro Díaz describió: “tiene una parte de entrenamiento físico y una arista deportiva, pero en su mayoría está enfocado hacia la defensa personal real, y por esa razón no es recomendable que lo practiquen menores de 13 años”.

Díaz también remarcó que debe haber un conocimiento y análisis previo por parte de los estudiantes, o de sus padres (si se trata de menores), porque surgieron en el tiempo también profesores que se autogradúan, que inventan “nuevas artes marciales con origen improbable” y lugares donde importa más la actividad comercial y la cuota mensual que la preparación de los artistas marciales.
Pablo Pereyra es profesor de Jiu Jitsu brasileño, y lleva más de 20 años en la práctica marcial. Conversando con LA GACETA, opinó: "un arte marcial brinda muchos beneficios. No sólo está la parte deportiva y física, sino que brinda más seguridad y mejor la autoestima".
"Los chicos que vienen a entrenar encuentran un ámbito con muchos amigos donde hay contención y se ve día a día el progreso", agregó.
En el gimnasio donde enseña, una de las primeras cosas que dicen antes de comenzar a entrenar, es que hay que dejar el ego antes de entrar al tatami. "A veces el ego hace que uno no aprenda", explicó Pereyra. "Aquí se se comienza un camino largo pero gratificante", consideró.
Para Pablo Pereyra, las artes marciales las pueden practicar todos desde corta edad. "En nuestra escuela hay un grupo de infantiles, otro de juveniles y otro de adultos", contó. También aclaró que pueden practicar ambos sexos y no hay límite de edad.
Para tener una idea de qué trata el Jiu Jitsu brasileño, recordó que nació de un arte marcial japonés que tenía mucho de defensa personal, conocido ahora como Jiu Jitsu tradicional. Pero el estilo brasileño es una versión más deportiva de este arte marcial e intensifica más lo que es lucha en el suelo, tratando de someter al oponente.
Pereyra aprovechó la ocasión para reflexionar: "el ámbito donde se desarrolla este arte es muy agradable, no existe la violencia". El lema en el dojo es: "quien lucha no pelea". De esta manera, procuran que el arte se use sólo como defensa. "La persona que practica un arte marcial no es alquien que ande peleando por la calle, nosotros luchamos aquí, nos divertimos y competimos, pero no necesitamos andar demostrando nada", concluyó.
Recomendaciones para padres
Existen varias recomendaciones a tener en cuenta por los padres que quieren enviar a sus hijos a practicar alguna disciplina de este tipo. Marcelo Reales hizo hincapié en algunas de ellas: “Hay que tener en cuenta la organización en la que se encuentra el profesor. Debe ser alguna que esté avalada a nivel nacional por alguna federación”. Pero remarcó: “Es fundamental que el chico participe de una clase antes de decidirse, en lo posible acompañado de alguno de sus padres, para ver el trato que tiene el profesor con su hijo”.
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