Gustavo Sierra: “por un avión que agarran, pasan diez”

El periodista dice que falta decisión política para terminar con el narcotráfico y que los radares para derribo de aviones son un mito.

10 Jun 2015
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FOTO ILUSTRATIVA. TOMADA DE MEDIAMZA.COM

El hallazgo de una nueva narco avioneta en la finca Salta Forestal, la madrugada del martes, vuelve a poner en foco a la provincia como zona permeable para el tráfico de drogas desde Bolivia y en paso hacia mercados nacionales e internacionales. Gustavo Sierra, el periodista y autor del libro "Sinaloa-Medellín-Rosario”, analiza el episodio desde la perspectiva de un fenómeno global, que aprovecha la vulnerabilidad de determinadas fronteras y marca territorio con estupefacientes, corrupción y violencia.

“El narcotráfico internacional es global, no es un solo país o región. Obviamente afecta a todo el mundo, y hay muy pocos sectores donde no sea negocio. El resto del mundo es parte de las organizaciones o son su base”, dice Sierra y señala la falta de decisión política para terminar con esos negocios como principal factor que propicia el tráfico. “Es un país con leyes que todavía no están adecuadas para el combate contra las drogas, con una economía informal muy fuerte que permite lavar dinero tranquilamente, y una cantidad de grupos y bandas que dan la cobertura que necesitan para sus operaciones de paso de grandes cargamentos hacia Europa”, agrega el periodista.

Dejar de mirar para otro lado

En cuanto a Salta como narcofrontera, Sierra explica que la provincia es el principal lugar de entrada desde Bolivia y Paraguay. “Una de las modalidades son las avionetas, que producen lo que el juez (Raúl) Reynoso de Orán llama la lluvia blanca. Tiran los cargamentos desde el aire y otras veces bajan para comenzar su recorrido”, detalla y agrega que Salta no es el punto donde queda el cargamento sino que desde aquí baja en camiones, camionetas y autos hacia los puertos del Paraná. 

“Cuando estuve en Salta, hablé con un ex agente de la DEA y me contaba de lugares donde bajan muy frecuentemente avionetas, y todo el mundo lo sabe. Ahí no hay que hacerse los tontos. Hay un campo donde bajan las avionetas y hay un responsable, un dueño, un puestero, gente con mucho miedo, y también gente que ve todo esto, que es permanente. Por un avión que agarran, pasan 10... Se necesita un mayor control, una estrategia específica y sobre todo aceptar que tenemos un problema”.


 - Urtubey confirmó que están funcionando los radares que permitirán obtener datos de los vuelos ¿Es suficiente?

- Lo que ocurre con los radares es que hay un mito de los derribos de los aviones. El radar dice que hay una pequeña nave aérea ingresando a territorio argentino sin identificarse. Si vas a derribarla, no sabés si es un avión de pasajeros, o un vuelo sanitario en emergencia. No se puede ir a derribar así porque sí. Los radares marcan la entrada de una aeronave en territorio nacional, pero después da la vuelta y regresa a Bolivia porque lo que hizo fue lanzar el cargamento. Para eso sirven los radares, pero necesitás fuerza organizada para hacer un seguimiento permanente. La única manera de combatir el narcotráfico es a través de la inteligencia, el conocimiento de los movimientos y de qué se está haciendo ahí. Seguir el camino del dinero y quitándoselos. Si se termina el negocio se termina el narcotráfico.

- ¿Cuál es la clave para desactivar ese negocio?

-El narcotráfico hace que entre una gran cantidad de dinero en una economía informal y si sos político querés que las estadísticas sigan marcando que la economía de tu provincia funciona bastante bien, entonces no querés tocar de ninguna manera este dinero, y no ocurre solo en Argentina. México está hecho de esto. No hay negocio grande en México que no tenga algún roce con el narcotráfico... Hay que tener el coraje de ir en contra de ese negocio y terminarlo.

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