Madres contra el Paco denuncian que los hogares estatales no funcionan

Anselma Ríos, integrante de la agrupación, enfatizó que en este tipo de albergues no hay control sobre los adictos.

22 Sep 2015
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Foto ilustrativa

La joven que apareció muerta en un baldío cerca del río Arenales se llamaba Rebeca Anahí Girón, tenía 17 años y había vivido en dos centros de inclusión del estado. Hace un año había dejado el último albergue donde se alojaba por disposición de la Asesoría de Menores e Incapaces N°8. Desde entonces no se supo nada de ella, tampoco apareció un familiar que se haga cargo de su cuerpo. En el lugar del hallazgo había restos de estupefacientes.

Este crimen despierta la inquietud acerca de cómo funcionan los hogares transitorios del estado donde alojan a jóvenes con problemas de adicciones a las drogas o que vivieron episodios de violencia  familiar.

Anselma Ríos, integrante de Madres contra el Paco, y madre de un joven de 28 años adicto, contó que en estos espacios no hay control sobre los internos.

“Ningún hogar estatal está preparado para tratar casos de adicciones. Son lugares a puertas abiertas, los chicos pueden entrar y salir las veces que quieran, incluso irse y no volver. No funcionan ni trabajan a conciencia”, destacó la mujer, que hace 11 años lucha contra la adicción de su hijo. “La única alternativa que puede salvarlos es internarlos para que se desintoxiquen”, agregó.

La mujer, además, vive cerca del terreno abandonado donde encontraron a la chica y contó que desde hace tiempo funciona como “aguantadero” de jóvenes que se juntan allí a drogarse. “Nosotras, las mamás, vivimos denunciando este lugares donde venden y consumen drogas pero desgraciadamente la policía no nos escucha, ni mucho menos nos da una solución”, denunció. 

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