“Empezamos buscando su cuerpo y ahora buscamos justicia”
La vicedirectora de la escuela a la que asistía la adolescente, Claudia Casas, relató que no logran sobreponerse al terrible homicidio: “Tenemos miedo”. Hubo una marcha exigiendo justicia.
DOLOR Y DESAZÓN. El pueblo de Salvador Mazza, aún conmovido, pide justicia. FOTO DORYS DEL VALLE MEDINA
Ayer enterraron el cuerpo de Abigail Antelo, la adolescente que era buscada desde el 25 de agosto y que apareció el miércoles a la mañana –asesinada a golpes- en unos matorrales de Yacuiba, Bolivia, a pocos metros del límite fronterizo con Argentina.
El hallazgo del cuerpo fue a las 6.30 y, de acuerdo al estado de descomposición que presentaba, los investigadores deslizaron que podría haber sido asesinada al menos tres días antes.
Obreros bolivianos descubrieron el cuerpo mientras se dirigían a trabajar y dieron aviso a la Policía del vecino país. La noticia cruzó rápidamente la frontera y, cerca de las 10 de la mañana, en Salvador Mazza empezaron a correr rumores que anunciaban el peor desenlace.
A las 12.30 ya era un secreto a voces que el cuerpo hallado en Bolivia pertenecía a Abigail Antelo. Pero recién se confirmó unas horas más tarde, cuando la familia reconoció sus restos en una morgue boliviana.
“Teníamos terror de que se repitiera la historia, y lamentablemente se repitió”, dijo a LA GACETA Claudia Casas, la vicedirectora de la escuela Antártida Argentina, a donde asistía la adolescente hasta que fue secuestrada y luego asesinada.
La historia trágica a la que se refiere la docente es la que le tocó vivir en 2008 a Fernanda Ruiz, una adolescente de 17 años, también oriunda de Salvador Mazza. En febrero de aquel año fue secuestrada, violada, torturada y degollada por varios hombres. Su cuerpo, al igual que el de Abigail, fue encontrado varios días después en un descampado, aunque en aquella oportunidad en suelo argentino.
Entre el dolor y el pedido de justicia
Más de 5000 personas marcharon por las calles céntricas de Salvador Mazza esta mañana para exigir el rápido esclarecimiento del crimen. Familiares de la adolescente, amigos y compañeros de escuela convocaron a una movilización que tocó las fibras íntimas del pueblo. No quieren que se vuelva a repetir, tienen miedo y aseguran que es imprescindible –para terminar con la violencia, el narcotráfico y la marginalidad- solucionar la precaria situación socioeconómica que atraviesan cientos de familias de todo el norte provincial.
“Empezamos buscando su cuerpo y ahora buscamos justicia”, relata Casas, aún conmovida por el asesinato de una de sus alumnas. “Fue muy doloroso recibir la noticia, la comunidad educativa de la escuela está conmocionada. Estamos tratando de prestar todo el apoyo posible, sus hermanitos también asisten a esta escuela”, dice a LA GACETA.
Son más de 1700 los niños y adolescentes que diariamente concurren a la Antártida Argentina, una de las instituciones educativas más grandes del norte provincial. Por estas horas, según relatan las autoridades, permanecen atemorizados por el violento crimen: “tenemos miedo”, aseguran.
Desde hace al menos 8 años que las cosas cambiaron mucho en Salvador Mazza: “antes no se veía la cantidad de droga que hay ahora. Se sabía que por acá pasaba para otros lados, pero ahora mucha droga se queda acá para el consumo”, cuenta la vicedirectora, y preocupada remarca un dato alarmante: “nos destroza ver que caen en la droga desde tan chicos, donde más afecta es entre los chicos de 12 y 15 años”.