¿Cómo es el barrio donde ocurrió el crimen de Vaqueros?

Los vecinos del barrio San Nicolás están asombrados por el asesinato de Jimena Salas y afirman que “es raro que haya pasado algo así”.

27 Ene 2017
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Los vecinos del barrio San Nicolás, que pertenece al municipio de Vaqueros, no salen de su asombro por la muerte de Jimena Beatriz Salas.

A pocos metros del puente que sobrepasa al río Wierna, se encuentra la única entrada hacia esta zona, a solo 30 minutos del centro de la ciudad, en el que viven familias de clase media.

Son 500 metros atravesados por la calle Las Virginias el recorrido que realizan los vecinos de este barrio.

Una de las casas que se encuentra en la entrada del barrio es el lugar donde Nicolás Cajal encontró asesinada a su esposa y encerradas a sus dos hijas, según su propio relato a la policía.

“Es un barrio tranquilo, nunca se vio algo así” comentan algunos vecinos, que se sorprendieron al ver en la tarde de hoy el enorme despliegue policial que se realizó para investigar la muerte de la mujer.

Otro vecino que vive a 50 metros del lugar del crimen cuenta a LA GACETA que hace 20 años habita el barrio San Nicolás. Lo califica como un lugar tranquilo: “no tengo quejas de nada, por ahí los changos loquean de noche con las motos y no te dejan dormir, pero nada más”.

Minutos después que el CIF retiró el cuerpo de la mujer asesinada, otra vecina dialoga con LA GACETA e indica que ella vive hace 13 años en la parte de atrás del barrio, una parte más humilde con casas pequeñas y donde según la mujer, “se conocen todos”.


Nuevos vecinos

Según el relato de los vecinos del barrio, hace un año que Cajal y Salas habían llegado al lugar a vivir con sus hijas mellizas.

“Siempre los veía pasar por aquí, pero no recuerdo alguna vez que me hayan saludado” dice un vecino que vive a pocos metros de la casa donde encontraron a la mujer asesinada.

Todos los vecinos a los que se consultó afirman que no los conocen porque “viven hace poco” en el lugar.

El hombre, que se sorprendió con la presencia policial en el momento en que se levantaba de la siesta, dijo que no conocía a la familia Cajal. “A esta edad me cuesta hacer nuevas amistades, solo conozco a una vecina que es arquitecta y a los de al lado de la casa amarilla que una vez les pedí prestado un cable para hacer un trabajo”, asegura el hombre.

El lugar donde se encuentra la casa es conocido como “El potrero”, ya que allí había un campo en el que se sembraba tabaco.

Luego, se hizo un loteo y se vendieron los terrenos, muchos de los cuales fueron adquiridos con el Plan Procrear.

Así fue como la pareja junto a sus hijas construyeron su casa y se mudaron allí.


Un lugar muy transitado

La calle Las Virginias es el paso obligado de los que van no solo al barrio San Nicolás, sino también para las cientos de personas que visitan el camping que lleva el mismo nombre que el barrio.

Es por eso que a toda hora se ve ir y venir vecinos a pie o en vehículo por el acceso a la barriada.

“Es raro que haya pasado algo así en esta calle, yo pasé muchas veces a la madrugada y nunca me pasó nada” cuenta una vecina a LA GACETA.

Yo vivo hace siete años aquí y nunca escuché ni de robos ni de violencia” afirma otro vecino de la calle Las Virginias, quien además agrega que la policía suele hacer patrullajes por la zona.

La tranquilidad de los vecinos de la entrada al barrio San Nicolás se ve interrumpida los fines de semana, días en que las canchas del camping son el escenario donde se disputa el torneo local de fútbol.

Camiones, autos y motos repletos de gente pasan los sábados y domingo entre cantos y gritos.

Ahora, fue un crimen lo que rompió con la calma que caracterizaba al barrio.

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