Aseguran que la red narco de Delfín Castedo sigue activa en Salta
Es dueño de 28.000 hectáreas en las cercanías de Salvador Mazza y el cabecilla de un clan de contrabandistas que operan de ambos lados de la frontera con Bolivia.
En el extremo norte de Salta, en el monte espeso de los parajes El Pajeal y El Aybal, en Salvador Mazza, un alambrado de 1,20 metros de altura separa la frontera entre Argentina y Bolivia. Allí, el narcotraficante Delfín Castedo, detenido en julio pasado tras permanecer prófugo de la Justicia 10 años, es dueño de 28.000 hectáreas. Aseguran que el clan de contrabandistas que comanda y opera de ambos lados de la frontera, en un lugar donde intentó correr durante años a productores agropecuarios y pobladores, para tener el dominio absoluto de las tierras.
Un informe especial del diario La Nación cuenta cómo es la vida allí. Del otro lado del alambrado, en territorio boliviano, Roxana, su hermana, domina otras 30.000 hectáreas, en un difuso límite entre ambos países, donde asegura que Castedo es el dueño de la frontera.
Video: conocé la historia del capo narco Delfín Castedo
Las investigaciones judiciales apuntan a que en Salvador Mazza, el narco fabricaba y distribuía cocaína bajo la protección de complicidades políticas y judiciales, que funcionaron de manera activa durante 15 años. Aseguran que el clan sigue vivo mientras la Secretaría de Fronteras de la Nación elabora un plan para que esas tierras sean ocupadas por pobladores de la zona y que allí se pueda realizar un emprendimiento productivo y social ante el pedido de decomiso de esas tierras, realizado por los fiscales federales Carlos Amad y José Luis Bruno junto con la Procuraduría de Narcotráfico (Procunar).
Las espaldas de Castedo eran custodiadas por el fallecido diputado peronista Ernesto Aparicio, alias "Gordo", y el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, quien pasó de ser un modelo de lucha contra el narcotráfico presentado por la entonces presidenta Cristina Kirchner a estar detenido y procesado por recibir coimas de los narcos argentinos y bolivianos y que en agosto será enjuiciado.
El informe da cuenta que a Castedo no solo lo ayudaron a encubrir el tráfico de estupefacientes y la provisión de cocaína a grandes banda, como la conocida y desbaratada "Carbón Blanco", sino que también se le atribuye el crimen de Liliana Ledesma, la pobladora que se animó a denunciarlo. Castedo está preso por ordenar junto a Aparicio ese asesinato.
Mientras permanece en la cárcel de Güemes, luego ser detenido el 22 de julio pasado en la localidad bonaerense de Ituzaingó, mantiene vivo el control de una de las organizaciones narco más grandes del país. Un informe realizado el 7 de febrero pasado por la Unidad de Operaciones Antidrogas de Gendarmería señala que la estancia El Aybal "cuenta con un camino de tierra de grandes dimensiones y en buen estado, el cual va desde el casco de la estancia y se adentra en territorio boliviano. Ese camino -que es un paso no habilitado- permite el acceso de personas, vehículos, mercaderías sin que medie control del Estado nacional".
El Aybal está a nombre de la sociedad Anzere SA, inscripta con un domicilio fiscal en Plaza de la Independencia 749, en Montevideo. Esa sociedad fue disuelta de oficio por el Banco Central de Uruguay por no haber actualizado la información de los directores de la firma, que es dueña de una parte de la frontera norte argentina. El administrador de esa estancia es el martillero público Eduardo Torino, a quien los fiscales federales acusan de ser testaferro de Castedo y que fue sobreseído en una causa por asociación ilícita el 18 de mayo de 2011 por el entonces juez federal de Orán, Raúl Reynoso. El Pajeal, el otro campo, figura a nombre del fallecido dirigente peronista Aparicio, a quien acusan de haber sido socio y testaferro de Castedo.
La vida entre narcos
La Nación destaca el calvario que vive la familia Ledesma, en el norte salteño. Para llegar a su campo de 1250 hectáreas en plena selva, en el paraje El Pajeal, la familia Ledesma deben atravesar un camino de tierra de unos 35 kilómetros que va en paralelo con la frontera con Bolivia. En ese campo que ellos arriendan desde hace 40 años, poseen 200 cabezas de cebú, la única raza que puede soportar el sofocante calor de esa región.
Castedo quería los campos de Ledesma y de otro productor ganadero, Sergio Rojas, para tener un control absoluto en la zona. "Él quería una zona liberada", cuenta Jesús Ledesma, quien recuerda que Castedo cortó el único camino vecinal que lleva a los dos parajes. Puso tres portones y una barricada con troncos que arrasó con topadoras. Eugenio Ledesma, de 75 años, padre de Jesús, advierte que para ingresar a su campo debían cruzar la frontera y entrar por Bolivia. Salían por Salvador Mazza hacia Dorminí y pedían permisos a sus vecinos bolivianos para entrar en sus propiedades.
"Castedo estuvo siempre en su campo acá en Salvador Mazza, pero no lo detenían porque sobornaba a la Policía Federal, a la provincial y a Gendarmería", afirmó la madre de Liliana en referencia a por qué, a su entender, uno de los narcos más buscados logró estar ocho años prófugo.