La Habana, entre los paraísos y las ruinas
Por Carmen Perilli - Para LA GACETA - Tucumán
Cuba es un vasto territorio que excede la isla; se expande por los lugares de exilio constituyendo un verdadero “mapa de sal” como dice Iván de la Nuez. En el centro de esta cartografía está La Habana, vivida y soñada.
Pocas ciudades tienen una mitología tan vasta como la ciudad avistada por la condesa de Merlín y Humboldt, donde se conjugan pasados encerrados y futuros incumplidos. Una capital que, desde mediados del siglo XX, está atrapada entre el paraíso tropical y la utopía revolucionaria, aún a riesgo de su auto-destrucción. En La ciudad de las columnas, Alejo Carpentier habla de una selva de columnas que parecen sostener la ciudad, remitiendo a la gracia del alarife español. Instalado en los “patios umbrosos, guarnecidos de vegetación, donde los troncos de palmeras ... convivieron con el fuste dórico”.
Esa Habana cantada por Carpentier y por Lezama Lima tiene uno de sus mayores aedas en Guillermo Cabrera Infante. En Tres tristes Tigres y La Habana para un Infante Difunto la mirada se vuelve hacia la ciudad pre-revolucionaria. “Todo es habanidad”, decía el escritor para quien la historia pasa mientras que la geografía queda “La Habana (haciendo cierto el aserto, el viejo adagio que era más bien un allegro: ‘La Habana, quien no la ve no la ama’ y yo la veía tal vez demasiado, la ciudad entrándome no sólo por los ojos sino por los poros, que son los ojos del cuerpo) era fascinante”. Y nadie mejor para describir la ciudad de esos años, esa ciudad moderna y cosmopolita en continua transformación: “la fosforescencia de La Habana no era una luz ajena que venía del sol o reflejada como la luna: era una luz propia que surgía de la ciudad, creada por ella, para bañarse y purificarse de la oscuridad”.
A fines del siglo XX nos encontramos con visiones como la de Pedro Juan Gutiérrez que ve a la ciudad como el reino de la corrupción y el deterioro. Mientras el turista se embelesa con el esplendor de las ruinas, el cubano es un “animal tropical” entre “ríos de orina, grasa y mierda”... En el documental La Habana: arte nuevo de hacer ruinas, Antonio José Ponte habla de una duplicación de la ciudad, metáfora de la duplicidad discursiva de un sistema que se ha perpetuado a costa de la destrucción física del cuerpo urbanístico y social.
Necrópolis, ciudad fantasma, La Habana es un lugar paralizado en el tiempo, condenado a una inmovilidad semejante a la muerte. Leonardo Padura nos muestra múltiples Habanas. En ningún lugar como éste se tejen lazos entre presente, catástrofe, ruina y posibilidad. “Además de un lugar simbólico de la imaginación occidental, que contamina con sus fantasías la producción intelectual de la isla, La Habana es un ‘espacio literario’ en el sentido de Blanchot, compuesto de soledades poéticas que se comunican tensamente”, señala el historiador Rafael Rojas. Iván de la Nuez la ve como una ciudad devastada que aunque no ha vivido una guerra, ha sido destruida. Una ciudad donde están más cómodos los monumentos que los sujetos.
En Inventario secreto de La Habana, Abilio Estévez arma un doble inventario, el de la autobiografía del exiliado y el de distintos autores que establecen contrapuntos desde Humboldt hasta Iván de la Nuez. El mar y la ciudad tejen un eterno diálogo. Dos modos de sentarse en el Malecón, de frente al mar o de frente a la ciudad. El narrador se acerca y se aleja del mundo de la ciudad. “La Habana siempre estuvo lejos. ¿O será mejor decir que fui yo quien permaneció lejos de La Habana, que mi ciudad no era mi ciudad?”. Este canto de amor a la ciudad, es también una reflexión sobre la relación del escritor con ella. Se pregunta: “¿No será que La Habana fue la ciudad cuando se convirtió en un verdadero recuerdo…?”.
Los que visitamos La Habana del siglo XXI con encontramos con el hechizo de espacio donde, a pesar de las imposiciones, no se ha logrado borrar las memorias, un espacio donde la pluralidad urbana comienza a arrasar con cualquier reducción, donde el combate de memorias nunca cesa.
© LA GACETA
Carmen Perilli - Crítica y escritora.
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