Video: entre los manteros, una bicilibrería ofrece literatura clásica y política
Víctor lleva un centenar de libros en su bicicleta
Un joven estudiante se las ingenió para llevar en su bicicleta más de cien libros a la peatonal y allí venderlos hasta la medianoche.
Cuando bajan las persianas de los comercios, las peatonales siguen tan colmadas y bulliciosas como cuando el sol las ilumina. Bajo la luz de las farolas, decenas de manteros se la rebuscan para vender y llevar algunos pesos para sus hogares. Entre esta multitud de lo más colorida, un bicilibrero acerca una interesante propuesta literaria.
Pedalea tres kilómetros desde su casa hasta el centro de la ciudad, por lo menos tres veces a la semana.
En su bicicleta con techo, carga alrededor de cien libros y lleva otro tanto de CD de documentales para vender en la Alberdi, entre Urquiza y Alvarado. Ahí arma su puesto literario, Víctor Butrón.
Víctor es un estudiante de Historia en la Universidad Nacional de Salta, donde semanalmente también lleva su bicilibrería para ofrecer los títulos que, en algunas oportunidades, les piden los alumnos de esta casa de altos estudios.
Hace casi cuatro años, el joven salteño tuvo la idea de emprender una librería ambulante. Comenzó como un mantero más, en el parque San Martín. Pero al tiempo se hizo de más ejemplares, por lo que transportar todo este material requería otra inversión.
Se armó de maderas de distintos tamaños, y también de paciencia, para rediseñar su vieja bicicleta, la que terminó con un baúl en su parte trasera y un techo que protege a Víctor del sol y la lluvia.
Dice que su sello es la venta de libros de teoría política y autores anarquistas o de izquierda, como León Trotsky, Friedrich Engels, Mijaíl Bakunin, entre otros. También ofrece clásicos de la literatura internacional y nacional, y documentales en CD.
Según cuenta a LA GACETA, los ejemplares los adquiere a través de internet y luego los vende a precios accesibles; los más económicos cuestan 20 pesos y los más costos rondan los 150 pesos. Un “buen día” para Víctor es aquel en el que logró vender cuatro o cinco libros, mientras que uno “malo” es en el que solo le compraron uno.
Aunque este “trabajo” aun no sea su mayor sustento, asegura que le dedica bastante tiempo y dedicación, sin importarle lo tarde que llegue a su casa o lo pesado que algunas veces pueda resultártele la bici.
Igualmente aclara que durante las mañanas trabaja en un comercio, lo que le permite tener un ingreso para comprar más libros y ayudar en su casa, donde vive con su padre y su hermana.
Si bien – dice - algunas veces su familia le recuerda que con la “bicilibrería” no tiene mucho futuro, el joven sigue buscando más y mejores títulos para sus clientes, algo que en su presente no solo lo enriquece sino que lo motiva a promover la lectura.
Con miras al futuro, Víctor sueña algún día dar clases de historia argentina. Mientras tanto, deambula con su bicicleta y sus libros por las calles de Salta, y se instala hasta la medianoche en la peatonal, entre vendedores de ropa, juguetes y joyas de fantasía.