En Salta el 47% de los hogares tienen jefatura femenina

Según el informe socioeconómico 2017 del INDEC. Además, ¿qué sucede con el trabajo doméstico no remunerado?

29 Oct 2017
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IMAGEN ILUSTRATIVA

María José tiene 40 años y seis hijos. Se separó hace 18 años y desde ese momento es el sustento de su familia. Aunque recibe asignación universal por sus dos hijos menores, tiene dos trabajos como empleada doméstica. Las mujeres, que como María José, son proveedoras económicas de sus hogares con cada vez más. En Salta, especialmente y según el informe socioeconómico 2017 del INDEC, el 47% de las casas tienen jefatura femenina.

Este fenómeno, que resulta especialmente sensible a los sectores más vulnerables de la sociedad, viene creciendo en todo el país desde hace décadas. Por ejemplo, el censo nacional de 2010 había relevado a 4.200.000 mujeres jefas de hogar, es decir el 37% de los hogares en todo el país y un 10% más que el censo de 2010.

En este sentido, la economista y autora del libro “Economía feminista”, Mercedes D’ Alessandro, pone la mirada en mujeres que mantienen a su familia con un trabajo, que históricamente es mal pago: el servicio doméstico o de cuidados. "Hay una ley que regula el empleo doméstico, pero no se cumple. Más del 75% están en negro y muchas de ellas son jefas de hogar con hijos a su cargo que limpian hogares ajenos”, explica la especialista que la semana pasada presentó su libro en el Complejo de Bibliotecas y Archivos de Salta.

La mayoría son jefas porque no comparten con una pareja o aportan más dinero. Además esta tendencia fue creciendo debido al aumento de los hogares unipersonales, la decisión de ser madres solteras y también el crecimiento de las tasas de divorcio.

María José, por ejemplo, tiene dos trabajos en negro y le pagan por día. Cuenta que aunque sus tres hijos mayores viven en otras provincias, todavía mantiene a los más chicos. Por día gasta entre $250 y $300 en comida, además paga $600 de luz por mes y el gas envasado le cuesta $150. “Recibo una asignación universal por los dos más chicos, que son $800 cada uno. Con esa plata les compro lo que ellos necesitan para la escuela. Una mes compro calzados, otro ropa, otro útiles, y así”, describe.

Ni ella ni sus seis hijos tienen relación con su ex pareja. “El se fue de la casa y nunca más se hizo cargo. Recurrí a la Justicia varias veces pidiendo que se haga cargo de la alimentación y la escolaridad de los chicos, como también que tenga contacto con ellos pero nunca logré una solución. La Justicia lo escucha a él”, remarca.

Trabajo doméstico no remunerado

En un informe sobre el mercado laboral en Salta, la Dirección General de Estadísticas de la provincia muestra que en el segundo semestre de 2017 la tasa de empleo de las mujeres (43.5%) es menor que la de los hombres (58%) al igual que la de desempleo (3.6% en mujeres y 5.1% en hombres). Según el organismo, este último dato se debe a “la gran cantidad de mujeres que realizan tareas del hogar y no buscan activamente un trabajo”.

Al respecto, D’ Alessandro remarca que hay una gran masa de trabajo que no tiene remuneración y que son indispensables para el funcionamiento de la sociedad como cuidar chicos o adultos mayores del hogar, a una persona discapacitada, enfermos, limpiar, cocinar, planchar, ir a hacer las compras, inclusive pensar qué se come toda la semana, comprar regalos para los cumpleaños.

“Todas esas tareas no llevan 15 minutos. Según estimaciones, en el único estudio que se hizo sobre el uso del tiempo en Argentina, esas tareas llevan cerca de seis horas y las hacen las mujeres. No son pagas, no tienen precio y no entran en el marco teórico de la económica entonces el problema no se estudia, queda invisibilizado”, analiza la doctora en economía mientras plantea la importancia de diseñar políticas públicas que solución la problemática.

Lo que propone entonces, la económica feminista, en términos teóricos, es incorporar una dimensión diferente del trabajo. “Es decir, tomar en cuenta que existe el trabajo doméstico no remunerado y que está distribuido de manera asimétrica. Para transformar la realidad hay que evaluar cómo se retribuye ese trabajo. No entra tal como pensamos la teoría económica”, explica D'Alessandro e insiste: "cuando entramos al mercado laboral, no entramos al paraíso. Existe una brecha salarial, las mujeres cobran menos que los hombres. Las mujeres tenemos condiciones peores de empleo, salarios más bajos, mayor nivel de desempleo y ganan 27% menos -en promedio- además de que no escalan en posiciones jerárquicas”.


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