Vertedero San Javier: pese a las denuncias, aún no se investiga el impacto de la contaminación en los vecinos
Solo hay respuestas paliativas, de remediación de las enfermedades, pero sin investigar las causas y relaciones con la contaminación ambiental.
Dice Susana que del ojo de su hijo salió un chorro de pus tan espeso que parecía un gusano. Que la infección volvió varias veces, que los análisis de sangre le mostraron que las defensas de su cuerpo estaban inexplicablemente débiles. A Vanesa le pasó algo similar con su hijo más chico y dice que su sobrina tiene en la cabeza un hongo que le hizo perder la mitad de su cabellera.
Las enfermedades de la piel también se reparten entre los adultos y los ancianos de barrio Justicia, a menos de cinco cuadras del Vertedero San Javier, el depósito de la basura de Salta y alrededores que tiene su última trinchera colapsada y busca espacio para abrir una nueva. Los vecinos de Justicia temen que la Municipalidad habilite el socavón de 12 hectáreas que la Cerámica del Norte le donó a la ciudad y que acercaría el basural a un límite ilegal: 164 metros de distancia de la población.
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La ordenanza 12.219 impone que no puede haber menos de 500 metros entre el vertedero y la población, una medida demasiado benevolente con la basura pero que ni siquiera así se respeta. Una medición simple a través de Google Maps revela que el perímetro del predio está a 460 metros de la primera casa del barrio.
Además, un monitoreo realizado este año a pedido del Concejo Deliberante de la ciudad, realizado por la ingeniera química Gloria Plaza, determinó que el mecanismo de quema de biogás no funciona de manera continua en la planta, además de que hay fugas y venteos de gas metano.
Las deficiencias en la gestión del vertedero, que sigue estando concesionado a la empresa Agrotécnica Fueguina, ya habían sido expuestas en un estudio realizado por Lucas Seghezzo, en el que se señalaron además las filtraciones de lixiviados y su potencial de contaminación en la cuenca Arias-Arenales-Ancho.
Mientras tanto, los vecinos de Justicia siguen sin recibir más respuestas que la remediación paliativa de las enfermedades que los aquejan.
Desde el Hospital Papa Francisco, que incluye a Justicia en su área de influencia -unos 250.000 habitantes de la zona- su director, Daniel Romero, explica que no existen estudios científicos que permitan establecer la relación entre la contaminación del ambiente y las patologías de la población de los barrios cercanos al vertedero.
"Es muy difícil sacar una estadística que pueda certificar que la contaminación afecta estadísticamente allí a más personas que en el resto de la ciudad", dice y agrega que esto no se puede asegurar no porque no suceda, sino porque no se ha investigado.
"Nadie, hasta donde yo sé, se encargó de hacer este tipo de estudios y hace más de 30 años que hay contaminación en la zona", agrega el médico. "Nosotros como entidad pública no podemos hacer un estudio de ese tipo, debe ser una institución que esté por fuera del sistema de la salud pública", agrega.
La contaminación del Arias-Arenales ya extinguió la mayor parte de su fauna
La única información disponible sobre la salud de los vecinos del vertedero es la estadística de las enfermedades que se registraron allí. Para Romero, no hay mayores diferencias con otras zonas que no están cerca de ese predio, pero tampoco esas estadísticas son indicadores de que no haya incidencia de la contaminación en esas patologías.
Sin embargo, desde la Secretaría de Ambiente de la Municipalidad, es prueba suficiente para asegurar que el vertedero no afecta a los vecinos, tal como lo aseguraron en un informe de agosto pasado, sospechosamente titulado "Las enfermedades habituales de los vecinos del Relleno San Javier no se relacionan con el vertedero”.
"Hay que relevar a la población, aplicar un criterio científico", apunta Romero. "Está mal que un médico le diga a un paciente que lo enferma la tierra o le produce determinadas patologías, pero el viento que se levanta en ese sector, con la basura cerca, es probable que produzca problemas respiratorios, pero si no hay estudios que digan qué es, resulta muy difícil y poco serio asegurarlo", agrega. "No sé si está bien que la gente viva ahí", asegura, pero subraya que para poder hacer diagnósticos es necesario hacer estudios serios. "Si se determina que la causa es el vertedero y que eso causa enfermedades, entonces no debería haber gente viviendo en ese lugar. El tema no pasa por reclamar más servicios al estado sino que no debería habitarse la zona", concluye.
Para Griselda Rangeon, titular del área de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Provincia, el estudio de la incidencia de la contaminación en las personas tampoco es de su competencia. "No hicimos ningún tipo de estudio de patologías prevalentes en las márgenes del Arenales, ni el Vertedero. El área epidemiológica de Salta Capital está dividida en dos subáreas: una a cargo del Hospital Materno Infantil, con un epidemiólogo, y el área del Papa Francisco con los servicios dependientes y su área de responsabilidad", dice. "La consulta y los datos deben ser analizados localmente", apunta.