María Laura Postiglione: “hay que terminar con la tolerancia social a la violencia”
La nueva presidenta del Observatorio de Violencia contra las Mujeres se mostró preocupada por los temas que subyacen a cada femicidio que sucede en Salta.
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MARIA LAURA POSTIGLIONE. FOTO LA GACETA.
María Laura Postiglione asumió recientemente la presidencia del Observatorio de Violencia contra las Mujeres, OVcM. La misión del organismo es desarrollar un sistema de información permanente, que brinde insumos para el diseño, implementación y gestión de políticas públicas, tendientes a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres en Salta.
La abogada y mediadora es especialista en el abordaje integral de problemáticas sociales. Se considera feminista y cree que su desafío principal es lograr cambios “sin ser tan radical”.
“Me considero feminista, pero feminista ubicada en tiempo y espacio. Quiero ser una estratega: si yo me voy a parar a gritar a la legislatura probablemente no consiga nada, voy a chocar con la pared y discutir. Es un ejemplo extremo, pero si no tenés una estrategia correcta, por más ideas buenas que tengas no vas a lograr generar lo que querés. Los cambios y medidas sociales deben estar pensadas para que sean factibles, aplicables, para que no te generen resistencia”, dijo en diálogo con LA GACETA.
Según la flamante presidenta del OVcM, uno de los desafíos más grandes es trabajar la tolerancia social. “Si no trabajamos esos prejuicios que tenemos: que si la chica estaba tomando alcohol, le gustaba salir a bailar; ese tipo de comentarios nos dice que la sociedad permite la violencia y –mucho peor- la justifica”, explica Postiglione.
“Si uno parte de que el 80% de las mujeres no hace denuncia de la violencia sufrida, ese dato nos involucra a todos como sociedad. Hay terminar con la tolerancia social a la violencia y terminar con el ´yo no me meto´”, dice la nueva presidenta del OVcM.
“Sí creo que hoy la sociedad está sensibilizada con el femicidio, la violencia y los golpes, la violencia sexual y hasta ahí nomas. Todo lo que existe debajo del ´iceberg de volencia contra la mujer´ (imagen difundida por Aministía Internacional, entre otras ONG), los micro machismos y demás, no. La sociedad pide y se preocupa por los femicidios, pero no ve los machismos sutiles y cotidianos. Nadie se sorprende con, por ejemplo, el acoso callejero. Hay que trabajar mucho para demostrar lo grave que es eso porque es muy complejo. El femicidio es el hecho de violencia más grave, pero antes, hubo otros hechos que se viven cotidianamente”, analiza Postiglione.
Uno de los objetivos del Observatorio y su nueva presidenta tienen que ver con avanzar con el tema de delitos sexuales por medios informáticos: gromming, difusión de imágenes privadas, entre otros. “Es un tema que no se le da la entidad que debería tener, porque puede arruinarte la vida. Es un tema delicado, nuevo y quisiera avanzar sobre eso el próximo año”, aseguró a LA GACETA.
Según Postiglione, en 2017, se hizo hincapié en la capacitación y realización de protocolos con organismos que pertenecen al Estado y son indispensables en el momento de detectar, de manera temprana, los actos de violencia contra la mujer.
“Si uno parte de que el 80% de las mujeres no hace denuncia de la violencia sufrida, ese dato nos involucra a todos como sociedad. Hay terminar con la tolerancia social a la violencia y terminar con el ´yo no me meto´. Yo no digo que las personas se involucren en los problemas de cada familia y pareja, pero sí hay que darles herramientas a los organismos del Estado y a la sociedad en general. En todos los casos de femicidio me pregunto: ¿nadie sabía lo que sucedía en esa casa? Y me pregunto qué pasa con los demás: vecinos, amigos, familia, hermana, primas, todos los que pudieron ver algo y no hicieron nada”, reflexiona la presidenta del Observatorio.
La especialista en violencia de género, también considera que el sistema de denuncias debería ser respetuoso con los terceros que denuncian: “Hay varias aristas, médicos públicos y privados, los docente que se enteran de actos de violencia que deben estar acompañados por la institución. El tema del anonimato en esas denuncias debería ser corriente porque muchas de estas situaciones se dan en poblaciones muy chicas. Hay que empezar a afinar el lápiz, en todas las circunstancias que operan como obstáculo para proteger a la mujer”, concluye.
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