José Alberto Peralta, alias “Ñato”, fue condenado a la pena de prisión perpetua por el crimen de Marisa Gabriela Zubelza, a quien ahorcó la madrugada del 27 de mayo de 2017 en Villa Lavalle, aunque la Justicia no consideró que se halla tratado de un femicidio.
El tribunal colegiado estuvo integrado por los jueces María del Milagro López (presidenta), Marcelo Rubio y Mónica Faber (vocales), quienes -por mayoría- consideraron a Peralta autor responsable del homicidio agravado por criminis causa (matar para concretar otro delito), por el voto de las dos mujeres.
Solo Rubio consideró que el homicidio también estuvo agravado por femicidio. Para conocer los fundamentos del fallo que hicieron esta distinción, habrá que esperar unas semanas.
El fiscal Ramiro Ramos Ossorio y la querella que representa a la familia de la víctima habían solicitado la pena de prisión perpetua para el acusado, mientras que la defensa de Peralta había pedido que se lo absuelva por el beneficio de la duda, aunque de manera subsidiaria (para el caso de que la Justicia considerase que fue el autor del crimen), había solicitado que se lo condene por homicidio simple, de modo de obtener una pena mucho menor a la perpetua.
Las últimas alternativas del juicio
Paula Osvaldo abrió las audiencias de debate con un conmovedor relato con palabras de amargura, dolor e impotencia por el crimen de su hija que esa noche había asistido junto a su hermana menor y tres amigas más a una fiesta y fue atacada a la salida, cuando intentaba regresar a su casa.
La mujer relató que el crimen provocó un daño muy fuerte en su familia ya que Diego, el hijo de Marisa, pregunta por su mamá y ella le tuvo que decir que “se fue al cielo”. Además, la abuela de la joven padece problemas musculares y desde que se enteró de lo sucedido su salud se agravó y no volvió a caminar.
Los testimonios de María Luz Zubelza, hermana de la víctima, y de una de las amigas que asistió a la fiesta en barrio 26 de Marzo, coincidieron en que esa noche la joven desapareció cuando ellas ingresaron al baño en medio de un “bardo” entre jóvenes del barrio. Entonces no volvieron a verla hasta que supieron que había sido asesinada.
“Hacete cargo”
“Hacete cargo”, fue el testimonio de un testigo clave para la causa que situó a “Ñato” en la escena del crimen. El hombre aseguró que esa noche se cruzó con Peralta y éste le dijo que se había “moqueado”.
Durante la investigación Carlos Suica y Peralta fueron sometidos a un careo y el testigo ya había ratificado su versión al igual que frente al tribunal de juicio. Las cámaras de seguridad en inmediaciones a la escena del crimen corroboraron el encuentro casual entre los hombres.
El entorno más cercano a Peralta fue citado a declarar pero su concubina, la mamá y hermana de ésta, se negaron a prestar declaración y le dieron la espalda al acusado.
Marisa estaba indefensa, ebria y fue arrastrada ocho metros
El cuerpo de Marisa Gabriela Zubelza habló en la autopsia y los peritos del CIF (Cuerpo de Investigaciones Fiscales) determinaron que estaba ebria, indefensa y fue arrastrada poco más de ocho metros hasta el baldío de la calle Río Piedras de Villa Lavalle donde fue asesinada.
Los resultados a los que arribó la bioquímica del CIF, Mirta Elizabeth Cala, determinaron que la víctima tenía 1,79 gramos de alcohol por litro de sangre. Estaba ebria e indefensa cuando caminó por las calles de 26 de Marzo en dirección a Villa Lavalle para regresar a su casa. La especialista indicó que las graduaciones de alcohol y sus reacciones varían según el organismo de cada persona, pero el porcentaje hallado hacía presumir que había tomada una cantidad considerable de alcohol. Otra conclusión importante a la que arribó es que Marisa no había consumido drogas.
Los detalles más reveladores los aportó Hugo Solís quien indicó que la joven de 22 años fue arrastrada 8,60 metros hacia el baldío. Allí fue atacada y estrangulada con el cordón de su zapatilla izquierda. Fue desvestida para ser sometida sexualmente aunque esto último no ocurrió.
El cuerpo de Zubelza no presentaba signos de violencia, que la víctima había forcejeado con su agresor, presumiblemente por su estado de ebriedad. Luego de ser atacada la taparon con ramas del lugar para ocultar la violenta escena que fue descubierta horas después.
A Marisa Zubelza no le robaron el celular y otras pertenencias como las tarjetas de Saeta de ella y sus amigas. El femicidio se dio en un intento de abuso sexual.
Peralta está imputado por el delito de homicidio doblemente calificado (criminis causae y femicidio).