Desde que comenzó el juicio contra el ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso, y otras siete personas acusadas de gestionar coimas a cambio de beneficios procesales, se supo que iba a ser prolongado debido, entre otras cosas, a la citación de alrededor de 170 testigos. Lo que nadie imaginó y hoy todos dan por hecho, es que recién culminará el año que viene.
La duración del juicio fue siempre un tema recurrente entre quienes participan de las audiencias que se realizan cada lunes en la sala del Tribunal Oral Federal n° 1 de Salta. Pese a que en un principio se especulaba con que terminase en abril de 2018, hoy las partes pronostican que este año no se conocerá la sentencia.
La enorme cantidad de testigos citados y los otros que se han sumado en pleno juicio hacen de este un juicio innecesariamente extenso. Es que una buena parte de los testigos, sobre todo aquellos que han desfilado en las audiencias del último mes, han sido prácticamente inútiles.
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Esto derivó en una nueva disputa entre el fiscal Carlos Amad y el propio Reynoso en ejercicio de su defensa. Mientras el oficial del Ministerio Público presentó una extensa nómina de testigos de los que desistía por considerar que no eran trascendentes, tanto el ex juez como –en algunos casos- los abogados defensores de los otros imputados, se opusieron e insistieron en su convocatoria.
Destrato y aprovechamiento contra testigos civiles
Uno de los grandes motivos de la meseta que hoy atraviesa el juicio tiene que ver con los testigos civiles de los allanamientos realizados en noviembre de 2015 cuando estalló la causa. Como ordena la ley, la fuerza de seguridad encargada de allanar, en este caso, el Juzgado Federal de Orán, domicilios y estudios jurídicos de los imputados, debe estar acompañada de al menos dos personas comunes y corrientes que observen los procedimientos y firmen las actas para evitar abusos o extralimitaciones.
Sin embargo, los abusos y extralimitaciones se produjeron contra los propios testigos. Al menos cuatro mujeres que declararon en las últimas dos audiencias lo demostraron: contaron que cuando estaban caminando por la calle en Pichanal o esperando el colectivo, efectivos de la Policía les solicitaron que colaboren como testigos en Orán.
Lo que dejaron en claro en sus testimoniales es que nunca se les explicó correctamente qué es lo que estaba sucediendo, cuál era su función y qué debían hacer. Todas coincidieron en que las hicieron ingresar a determinados lugares, que veían como buscaban cosas y se llevaban papeles y que luego les hicieron firmar un acta.
Según algunos abogados defensores, los testigos aceptan serlo por miedo a tener problemas si rechazan una propuesta de la Policía y que las fuerzas de seguridad se aprovechan de esa clase de testigos para moverse en los procedimientos sin reparos.
Las cuatro mujeres, todas ellas, de escasa instrucción educativa, jamás comprendieron la importancia de su función por eso es que tampoco pudieron aportar nada útil en sus testimonios. Como si fuese poco, debieron costearse el traslado desde Pichanal hasta Salta para cumplir con la obligación legal de declarar; debiendo esperar horas sentadas hasta llegar su turno para un trámite que promedió apenas cinco minutos.
Los jueces Federico Díaz, Gabriel Casas y Carlos Jiménez Montilla analizan un pedido de la querella, ejercida por Carlos Garmendia, de convocar a toda esa clase de testigos para un mismo día de modo de acelerar el proceso.
Algo similar, en cuanto a lo poco que aportaron con sus testimonios, pasó con oficiales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria que participaron de los allanamientos. En todos los casos, apenas Reynoso esbozó algunas preguntas pero poco fue lo que pudo obtener.
Las interminables preguntas de Reynoso
Las audiencias comienzan a las 8.30 pero nunca se sabe cuándo terminan. Nunca suelen ser más de cinco o seis los testigos citados pero, en ocasiones, sus presencias terminan siendo extremadamente prolongadas por una razón: la interminable cantidad de preguntas que hace Reynoso.
Como abogado ejerce su propia defensa, más allá de la asistencia de Federico Magno, y con todo derecho ejecuta una batería de preguntas que en varias oportunidades fue inconducente. Fuera de aquellas preguntas que apuntan a los hechos fundamentales que se ventilan en el juicio, el ex juez suele preguntar acerca de hechos irrelevantes como partidos de fútbol entre empleados del Juzgado, un inconveniente de salud de uno de ellos, sobre un vendedor de diarios de Orán, etcétera.
Ya fueron varios los cruces entre el acusado y el fiscal, que en más de una oportunidad se quejó ante el Tribunal por esos cuestionamientos que, a su criterio, no aportan nada a los hechos que se están juzgando. No siempre los jueces le dieron la razón.
Las últimas dilaciones
Como si no hubiese hechos suficientes que hacen lento el transcurso del juicio, en la audiencia de ayer declaró por alrededor de dos horas Eliseo Mario Nieves, pero su paso dejó sabor a poco, solo el hecho de que Reynoso favorecía a unos imputados y no a otros, aunque nunca aseveró que eso se producía por el pago de coimas.
El juicio a Reynoso expone a testigos a declarar frente a imputados que los amenazaron
Gran parte de su relato no tuvo relación alguna con el juicio en cuestión sino con el que lo condenó meses atrás a siete años de prisión por ser partícipe secundario del tráfico de cocaína. Durante más de una hora insistió en su inocencia y declaró con detalle todo lo que vivió, pero no estaba citado para eso, asique de nada sirvió.
Algo similar ocurrió con la madre de un detenido por orden de Reynoso que insistió en la inocencia de su hijo, se quejó por la falta de explicaciones por parte del ex juez pero que nunca habló de coimas.
Los imputados podrían hacer más largo el juicio
A la importante cantidad de testigos que aún restan pasar y a las otras pruebas que faltan producir, debe agregarse la posibilidad de que decidan declarar los imputados que aún no lo hicieron y ese trámite no será breve.
De los ocho acusados solo dos declararon en el juicio: Reynoso y René Gómez. La sola declaración del principal acusado llevó dos audiencias, mientras que la del abogado Gómez ocupó una entera. No lo hicieron María Elena Esper, René Gómez, Ramón Valor, Arsenio Gaona, Miguel Saavedra, Cesár Aparicio y Rosalía Aparicio.
Siguiendo esa línea, si algunos o todos los restantes seis imputados deciden declarar (no están obligados a hacerlo) el juicio podría prolongarse aún más si optan por responder preguntas de las partes.
No existe un cálculo certero ni una proyección oficial de la fecha en la que podría concluir el proceso pero en los pasillos de tribunales, durante los cuartos intermedios, todos coinciden en que este juicio histórico a nivel nacional, recién verá su conclusión en 2019.