Los jueces Rubén Arias Nallar y Virginia Solórzano rechazaron el recurso de casación de la defensa de Rodolfo Benjamín Suárez y confirmaron la pena de prisión perpetua como autor responsable de los delitos de homicidio doblemente calificado por ser cometido criminis causa y con alevosía en concurso ideal con robo, en perjuicio del profesor de la UNSa, Diego Antonio Esper.
Entre sus cuestionamientos, la defensa técnica de Suárez sostuvo que “se condenó al imputado Suárez para satisfacer los deseos vindicativos de la prensa local y de los familiares de la presunta víctima.”
Sin embargo el Tribunal “encontró acreditado, en grado de certeza, que el hecho ocurrió en la vivienda de la víctima” el 11 de octubre de 2010 y que se valoró un cúmulo de información “debidamente documentada a lo largo del proceso y producida como prueba en el debate”. Y agregaron que “no resulta suficiente alegar que la condena a Suárez obedece a la necesidad de saciar la venganza de los familiares de la víctima o de exhibir eficacia a la prensa”.
“La impugnación solamente exhibe una disconformidad con la denegación de las nulidades, tema que ya había sido planteado y resuelto con anterioridad en sentido desfavorable para el acusado”, apuntaron en otro tramo los jueces de Impugnación.
El 11 de septiembre de 2010, el licenciado en Administración de Empresas y profesor de la UNSa, Diego Esper, fue encontrado muerto en su departamento, cinco días más tarde cuando su hermana y padres fueron a visitarlo a su departamento, preocupado porque no respondía las llamadas telefónicas. Al llegar, se hallaron en un escenario desgarrador, donde el cuerpo del joven yacía rodeado de sangre. Lo ocurrido fue inexplicable en su momento, mediáticamente confuso para los salteños y tremendamente doloroso para la familia tartagalense que, de esta manera, se enteraba de la trágica noticia.
Desde aquella fecha, los padres de Diego, amigos y familiares comenzaron una lucha por obtener la verdad y justicia, una lucha que duró años, hasta que en febrero de este 2015 llegó el juicio, con dos imputados: Rodolfo Benjamín Suárez por asesinato y Cristian Jesús Morcillo Castillo por encubrimiento. El primero fue condenado a cadena perpetua, mientras que el segundo fue absuelto del delito por aplicación del beneficio de la duda.
Respecto de la pena, puntualizaron los jueces Arias Nallar y Solórzano que “la imposición de la prisión perpetua no importa la violación de la Constitución Nacional y ninguno de los Tratados Internacionales, mientras se respete la integridad física y espiritual de la persona, no encontrando justificación alguna su invocación para declarar su inconstitucionalidad, conforme lo ha decidido reiteradamente la Corte Suprema de Justicia Nacional”.
El caso