Pasan las horas y mientras permanece hospitalizada, Belén Castillo empieza a recordar más detalles y aportó una pista que sería clave para la investigación.

Fuentes consultadas por LA GACETA indicaron que la joven de 18 años estuvo el domingo a la noche, madrugada del lunes, en una reunión con amigos y jóvenes que conoció ese día, entre ellos uno de los detenidos.

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En un momento, Belén puso a cargar su celular en la cocina de la casa de barrio Pinares –donde se realizaba la fiesta- y fue al baño. Esto habría sido advertido por otro de los imputados que le habría robado el teléfono.

Cuando salió del baño, la joven notó que su teléfono no estaba y comenzó a buscarlo. No aparecía por ningún lado mientras, simultáneamente, uno de los detenidos se despedía de la fiesta y abandonada la casa.

Entonces otro de los acusados se habría ofrecido en colaborar con la búsqueda del celular que no aparecía por ningún lugar de la vivienda. De acuerdo a lo que dijo Belén, así es que el acusado le sugirió que salieran de la casa para buscarlo afuera.

Una caminata breve terminó cuando apareció un auto y el joven con quien estaba Belén la tomó por espaldas y la ingresó por la fuerza. Adentro del vehículo estaba uno de los detenidos, que había abandonado antes la fiesta. Le ataron una soga al cuello y asfixiaron hasta que perdió el conocimiento. Entonces la llevaron hasta el descampado que limita entre los barrios Santa Ana y El Bosque donde la habrían sometido sexualmente y dejaron abandonada.

Belén y su familia creen que el ataque estuvo planificado y que el robo del celular fue la excusa para sacarla de la casa y así atacarla. Un menor de edad y otro joven están detenidos e imputados por el caso de abuso sexual en la zona sur.