Una vez que concluyeron los alegatos en los que la Fiscalía y la querrella solicitaron la prisión perpetua, y de que la defensa de Franco Gaspar Cinco pidiera la absolución, el juez le dio la posibilidad al imputado de decir sus últimas palabras antes de conocer la sentencia.

“Jamás tuve intención de terminar con la vida de Alejandra, mejor dicho del amor de mi vida. Tampoco con la de su hijo. Con Alejandra teníamos planes, proyectos”, comenzó diciendo el imputado y agregó: “yo tengo un nene de cuatro años, en qué cabeza cabe que quiera matar a un niño”.

Además dijo que “hay muchas cuestiones subjetivas” y que “la construcción de la historia hizo que haya una condena mediática y social”.

Gaspar Cinco explicó que no es que no haya querido hacer un descargo anteriormente, pero entendió que la lectura de los chats era clave en su defensa.

“Agradezco la predisposición de fiscal pero el tiempo era insuficiente. Tengo buena intención de colaborar con esto, siempre me mostré predispuesto, nunca esquivé, ni me hice el desentendido”, indicó.

Respecto a los chats en los que el imputado manifestaba sus intenciones de deshacerse del pequeño Amir, Gaspar Cinco aclaró: “Hago mea culpa. Fui estúpido, tonto, con mis palabras. Tuve una falla, no saber cómo interpretarían los demás”, dijo, siguiendo la línea de que los Whasapp tenían solo un tinte sarcástico y formaban parte de una humorada.

Por último y ante la advertencia del juez Ángel Amadeo Longarte, de que era solo un pedido y no una ampliación de su declaración, Gaspar Cinco manifestó: “No puedo hacerme cargo de algo que me adjudican. No puedo hacerlo porque no tuve las intenciones".