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Tragedia en el ex Parravicini: salió a hacer un trámite y terminó moviendo escombros

Un testigo dice que las paredes tenían debilidades. Otro cuenta que los escombros llegaron hasta mitad de la calle. El fiscal Diego López Ávila pidió que no haya clases hoy en el colegio Santa Rosa y que se restrinja el ingreso de autos a la zona
24 May 2018
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derrumbe en el microcentro | pericias
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Un testigo dice que las paredes tenían debilidades. Otro cuenta que los escombros llegaron hasta mitad de la calle. El fiscal Diego López Ávila pidió que no haya clases hoy en el colegio Santa Rosa y que se restrinja el ingreso de autos a la zona
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Salió a hacer un trámite y terminó moviendo escombros
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la gaceta / foto de inés quinteros orio 
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la gaceta / Foto de José Nuno
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Mario sintió un golpe seco, un reventón. En ese instante, vio una nube blanca que parecía devorar el asfalto de la calle 24 de Septiembre al 500, y las veredas, y los comercios, y los peatones. Todo lo que encontraba en su camino. Después, el joven se dio cuenta de que esa especie de estallido había terminado llevándose, inclusive, la vida de dos hombres y de una mujer.
Así como este joven, muchas personas más pasaban por ese punto de San Miguel de Tucumán, alrededor de las 20, considerada una hora pico, sin saber que serían testigos de una tragedia. El edificio del ex cine Parravicini se vino abajo en ese momento. 
Los peatones salieron corriendo ante el derrumbe de la casi centenaria estructura céntrica. Muchos lograron ver cómo los escombros llegaron a cubrir la calle, llevándose por delante a las tres víctimas.
La Justicia identificó a los fallecidos como María Cristina Sosa, Miguel Morandini y Diego Alejandro Villarella, todos mayores de edad. Los cuerpos fueron retirados de entre los ladrillos, durante el angustiante operativo que contó con la participación de decenas de civiles, de los equipos de las fuerzas de seguridad y de los servicios de emergencia de la provincia y de la Nación.
“Fui a hacer un trámite por el trabajo. Me quedé a ayudar porque me sorprendió lo que pasó”, explicó Mario, luego de que fuera retirado del área de desastre.
La ayuda
A cada momento, los socorristas pidieron a gritos el silencio para poder escuchar, con ilusión, un posible pedido de auxilio que surgiera debajo de lo que había sido un edificio. Los ayudantes y los oficiales sacaron con sus manos cada ladrillo y cada madera que estaba en el suelo, esperando encontrar alguna persona con vida. Poco se escuchaba. Casi nada. Todo era desesperación.
Cinco horas después de incesante trabajo, el fiscal Diego López Ávila puntualizó: “en este momento, creería que no hay más heridos. La estructura cedió hacia la vereda y hacia la calle. Gracias a una empresa de drones, provistos con cámara termográfica, se sobrevoló la zona y, aparentemente, no habría más personas debajo de los escombros”, manifestó el funcionario judicial, pasada la medianoche. 
Ese drone sobrevoló la parte trasera del edificio, una propiedad que, según calculaban algunos uniformados, tendría unos 60 metros de fondo. “El derrumbe fue lo que se vio, pero también cayeron las paredes colindantes a los vecinos. Esas paredes se derrumbaron”, explicó López Ávila.
A partir de las cámaras del servicio de emergencia 911 y de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, los responsables del operativo pudieron estimar la cantidad de personas que habrían circulado por ese punto, tanto por la vereda como por la calle, en el momento del desmoronamiento. Ese dato sirvió para pensar que ya no se conocerían más malas noticias, por ese momento.
Las autoridades policiales fueron confirmando las muertes una por una con el paso de la noche. 
La Ministra de Salud, Rossana Chahla, informó que en el Centro de Salud había ingresado ”dos consultas de mujeres por politraumatismo. Una chica, de 25 años, ya fue dada de alta. Y otra señora, de 57 años, tiene un traumatismo de hombro, una fractura, y quedará internada. Esta controlada”,. 
La empresa Antonio José Fortino Construcciones SRL tenía previsto construir dos locales comerciales y una playa de estacionamiento en la calle 24 de Septiembre al 500. 
“Ya veremos la figura que puede establecerse en la causa. No se descarta que sea estrago culposo o dolos. Tenemos que ver las autorizaciones. De todas maneras, se tratan de penas bastantes graves para uno u otro caso, y veremos a quién le cabe la responsabilidad. Veremos qué tipo de inspecciones se realizaron y qué tipo de obras se realizaron”, manifestó López Ávila. El fiscal de instrucción hizo hincapié en que le pidió a los dueños de la firma que se retiraran del lugar, durante la realización del procedimiento.
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RESCATE. Policías y civiles buscaron entre los ladrillos y las maderas.
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se salvó por pocos minutos
gabriel vallejos había estacionado junto al cine
Gabriel Vallejos había dejado dos minutos antes la moto en el estacionamiento para poder retirar un trabajo en una tienda de fotografía, en la esquina de 9 de Julio y 24 de Septiembre. Por ello, tuvo que pasar caminando por el ex cine Parravicini. “Gracias a Dios no cayó encima de mí”, dijo el joven, de 35 años. “Muchas personas lograron escapar y esconderse en los locales. Estaban asustadas, alteradas. Había un chiquito que estaba muy preocupado. Una chica de unos 15 años estaba asustada”, contó.  “Contaron que cayó la parte interior del edificio, y eso habría ejercido presión hacia fuera, a la calle”, contó. Los escombros cayeron hasta la mitad de la calle. “Vi una persona sin vida, en medio de los escombros. Fue una cosa horrible”, explicó aún conmovido por lo sucedido.
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Guillermo Alarcón, de 31 años, trabaja desde hace alrededor de dos años en el estacionamiento privado que funciona a la par del edificio Parravicini. “En el momento en que estaba cobrando, sentí la vibración. Se sintió que habían caído ladrillos al techo de la casilla, donde estamos nosotros. El techo de loza, justamente, me salvó”, afirmó. La garita donde el joven trabaja está pegada a la pared de la estructura que cedió anoche. “Fue una desgracia con suerte para mí”, remarcó el joven. Alarcón salió corriendo. “A todos les hice señas para que salgan corriendo hacia el fondo porque no entendíamos qué pasaba.  No pudimos ver nada”, relató el muchacho, quien dos horas después seguía cubierto de tierra. En el momento de la tragedia, había ocho personas esperando para pagar por el estacionamiento. “Mucha gente circula o se para en ese costado, para enviar un mensaje con el celular”, añadió. Alarcón contó que el edificio estaba siendo refaccionado e hizo hincapié en que se trataba de una estructura vieja, con paredes altas a los costados. “Las paredes tenían debilidades; eran peligrosas. Tenían sus años y son paredes que tiene adobe, prácticamente barro. Ya se veían problemas, con ladrillos que se caían…”, destacó.

TUCUMÁN.- Mario sintió un golpe seco, un reventón. En ese instante, vio una nube blanca que parecía devorar el asfalto de la calle 24 de Septiembre al 500, y las veredas, y los comercios, y los peatones. Todo lo que encontraba en su camino. Después, el joven se dio cuenta de que esa especie de estallido había terminado llevándose, inclusive, la vida de dos hombres y de una mujer.

Así como este joven, muchas personas más pasaban por ese punto de San Miguel de Tucumán, alrededor de las 20, considerada una hora pico, sin saber que serían testigos de una tragedia. El edificio del ex cine Parravicini se vino abajo en ese momento. 

Los peatones salieron corriendo ante el derrumbe de la casi centenaria estructura céntrica. Muchos lograron ver cómo los escombros llegaron a cubrir la calle, llevándose por delante a las tres víctimas.
La Justicia identificó a los fallecidos como María Cristina Sosa, Miguel Morandini y Diego Alejandro Villarella, todos mayores de edad. Los cuerpos fueron retirados de entre los ladrillos, durante el angustiante operativo que contó con la participación de decenas de civiles, de los equipos de las fuerzas de seguridad y de los servicios de emergencia de la provincia y de la Nación.

“Fui a hacer un trámite por el trabajo. Me quedé a ayudar porque me sorprendió lo que pasó”, explicó Mario, luego de que fuera retirado del área de desastre.

La ayuda

A cada momento, los socorristas pidieron a gritos el silencio para poder escuchar, con ilusión, un posible pedido de auxilio que surgiera debajo de lo que había sido un edificio. Los ayudantes y los oficiales sacaron con sus manos cada ladrillo y cada madera que estaba en el suelo, esperando encontrar alguna persona con vida. Poco se escuchaba. Casi nada. Todo era desesperación.

Cinco horas después de incesante trabajo, el fiscal Diego López Ávila puntualizó: “en este momento, creería que no hay más heridos. La estructura cedió hacia la vereda y hacia la calle. Gracias a una empresa de drones, provistos con cámara termográfica, se sobrevoló la zona y, aparentemente, no habría más personas debajo de los escombros”, manifestó el funcionario judicial, pasada la medianoche. 

Ese drone sobrevoló la parte trasera del edificio, una propiedad que, según calculaban algunos uniformados, tendría unos 60 metros de fondo. “El derrumbe fue lo que se vio, pero también cayeron las paredes colindantes a los vecinos. Esas paredes se derrumbaron”, explicó López Ávila.

A partir de las cámaras del servicio de emergencia 911 y de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, los responsables del operativo pudieron estimar la cantidad de personas que habrían circulado por ese punto, tanto por la vereda como por la calle, en el momento del desmoronamiento. Ese dato sirvió para pensar que ya no se conocerían más malas noticias, por ese momento.

Las autoridades policiales fueron confirmando las muertes una por una con el paso de la noche. 
La Ministra de Salud, Rossana Chahla, informó que en el Centro de Salud había ingresado ”dos consultas de mujeres por politraumatismo. Una chica, de 25 años, ya fue dada de alta. Y otra señora, de 57 años, tiene un traumatismo de hombro, una fractura, y quedará internada. Esta controlada”,. 

La empresa Antonio José Fortino Construcciones SRL tenía previsto construir dos locales comerciales y una playa de estacionamiento en la calle 24 de Septiembre al 500. 

“Ya veremos la figura que puede establecerse en la causa. No se descarta que sea estrago culposo o dolos. Tenemos que ver las autorizaciones. De todas maneras, se tratan de penas bastantes graves para uno u otro caso, y veremos a quién le cabe la responsabilidad. Veremos qué tipo de inspecciones se realizaron y qué tipo de obras se realizaron”, manifestó López Ávila. El fiscal de instrucción hizo hincapié en que le pidió a los dueños de la firma que se retiraran del lugar, durante la realización del procedimiento.

Se salvó por pocos minutos

Gabriel Vallejos había estacionado junto al cine

Gabriel Vallejos había dejado dos minutos antes la moto en el estacionamiento para poder retirar un trabajo en una tienda de fotografía, en la esquina de 9 de Julio y 24 de Septiembre. Por ello, tuvo que pasar caminando por el ex cine Parravicini. “Gracias a Dios no cayó encima de mí”, dijo el joven, de 35 años. “Muchas personas lograron escapar y esconderse en los locales. Estaban asustadas, alteradas. Había un chiquito que estaba muy preocupado. Una chica de unos 15 años estaba asustada”, contó.  “Contaron que cayó la parte interior del edificio, y eso habría ejercido presión hacia fuera, a la calle”, contó. Los escombros cayeron hasta la mitad de la calle. “Vi una persona sin vida, en medio de los escombros. Fue una cosa horrible”, explicó aún conmovido por lo sucedido.

Guillermo Alarcón, de 31 años, trabaja desde hace alrededor de dos años en el estacionamiento privado que funciona a la par del edificio Parravicini. “En el momento en que estaba cobrando, sentí la vibración. Se sintió que habían caído ladrillos al techo de la casilla, donde estamos nosotros. El techo de loza, justamente, me salvó”, afirmó. La garita donde el joven trabaja está pegada a la pared de la estructura que cedió anoche. “Fue una desgracia con suerte para mí”, remarcó el joven. Alarcón salió corriendo. “A todos les hice señas para que salgan corriendo hacia el fondo porque no entendíamos qué pasaba.  No pudimos ver nada”, relató el muchacho, quien dos horas después seguía cubierto de tierra. En el momento de la tragedia, había ocho personas esperando para pagar por el estacionamiento. “Mucha gente circula o se para en ese costado, para enviar un mensaje con el celular”, añadió. Alarcón contó que el edificio estaba siendo refaccionado e hizo hincapié en que se trataba de una estructura vieja, con paredes altas a los costados. “Las paredes tenían debilidades; eran peligrosas. Tenían sus años y son paredes que tiene adobe, prácticamente barro. Ya se veían problemas, con ladrillos que se caían…”, destacó.

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