Miles de peregrinos, de Argentina y del mundo, se acercan todos los sábados para conocer, rezar y recibir la Oración de Intercesión que realiza María Livia Galliano de Obeid, la mujer que vio a la Virgen a mediados de 1990 y hoy convoca a miles de peregrinos cada sábado en el barrio de Tres Cerritos, en Salta Capital.
Los sábados de 8 a 12, entre 25.000 y 70.000 peregrinos llegan al verde cerro para rezar, agradecer, pedir y recibir la Oración de Intercesión por parte de María Livia.
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La dirección
El Santuario de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, conocida como la Virgen del Cerro se encuentra en el barrio de Tres Cerritos de Salta Capital. Para llegar allí, se pasa por otro santuario, el de la Virgen de Schoenstatt, ubicado en la esquina de Los Carolinos y Los Crespones.
Desde allí, en vehículo o a pie, se sigue un camino de cornisa que se encuentra en excelentes condiciones y conduce a una de las primeras playas de estacionamiento que se verán en el trayecto. Allí estacionan decenas de colectivos y vehículos particulares que llegan con turistas de todo el país.
Los “servidores del Santuario”, cientos de voluntarios, se encuentran en esa playa para asistir a los visitantes. Reconocerlos es fácil porque visten de blanco y poseen pañuelos celestes en el cuello.
Según comentaron desde la misma organización, son más de 600 los voluntarios.
El camino hacia la cima desde el primer estacionamiento se puede realizar a pie, por un sendero marcado en donde la sombra de los árboles autóctonos acompaña al caminante –también los carteles que indican cómo comportarse, vestirse y mantener el silencio para la oración-. O bien, especialmente si existe algún impedimento físico para la persona, se puede tomar un colectivo de SAETA (Sociedad Anónima del Estado de Transporte Automotor) que lleva a las personas hasta arriba, a la cima del cerro, donde ocurre el rezo del rosario y la Oración de Intercesión de manos de María Livia.
Son 30 minutos si se desea subir a pie por el sendero marcado, empinado pero accesible y rodeado de árboles, digno de una excursión de aventura.
Un poco más arriba de la mitad del recorrido por el sendero, un grupo de servidores reza y ofrece agua o atención médica a los peregrinos.
El final del recorrido y la página oficial
La entrada del Santuario está marcada por otra playa de estacionamiento. La playa Santa Ana, mucho más pequeña que la anterior y con muchos menos vehículos. Una garita y una barrera en medio de la ruta impiden el acceso de otros vehículos que no sean los de la organización de las jornadas.
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Al llegar al Santuario, decenas de servidores esperan en una rotonda en la que estacionan los colectivos y las camionetas que dejan a los peregrinos.
Inmediatamente se los ubica en los bancos disponibles, de una forma muy ordenada. Una vez allí, los peregrinos esperan -mientras se reza el rosario, sumergidos en un silencio absoluto que solo interrumpen los pájaros y el murmullo de la oración-, llegar a María Livia y vivir la experiencia de recibir la Oración de Intercesión.
Enterate más detalles en el Sitio Oficial de la Fundación Inmaculada Madre del Corazón Eucarístico de Jesús.