Por Sebastián Domínguez.
La temporada 2017/18 se cerró para esta región del país con dos ascensos muy importantes: por un lado, San Martín de Tucumán que goleó a Sarmiento de Junín por 5 a 1, y sacó pasaporte a la Superliga y por otro, hace tres semanas atrás, Central Córdoba de Santiago del Estero obtuvo una plaza en la “B” Nacional.
De esta manera, el mapa de la región quedó con dos equipos en Primera División y tres en la segunda categoría. A saber: San Martín y Atlético de Tucumán en la élite del fútbol argentino, con el detalle que el “Decano” además clasificó a octavos de final de la Copa Libertadores y hoy sabrá su rival en el sorteo.
En la “B” Nacional habrá tres equipos: Gimnasia y Esgrima de Jujuy, Central Córdoba y Mitre. Es decir, el único vacío en el Noroeste se da en Salta, con Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro en el Torneo Federal “A” y Central Norte en el Federal “B”. A los clubes de Salta se le sumó Villa San Antonio, la única excepción de logros deportivos en la provincia, con su ascenso del Federal “C”.
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¿Por qué Salta navega en la mediocridad?
Los dirigentes acá siguen repitiendo viejos errores, sin apostar a proyectos serios y sostenidos en el tiempo, con poca inversión en divisiones inferiores y apostando a traer, año tras año, una cantidad innumerables de jugadores foráneos que no llegan a adquirir un sentido de pertenencia. De esta manera transforman a Salta en una “calesita de pases”, intercambiando futbolistas de poca monta.
Salta se acostumbró al fracaso y pasó a ser moneda corriente, eso es muy preocupante, la afición se conforma con ganar clásicos y el Gobierno de la Provincia no ejerce ningún control en el destino de los subsidios.
Se ilusionan en esperar invitaciones a categorías superiores sin hacer autocritica y un giro radical para aspirar a concretar cambios positivos. También son diferencias muy notorias en los presupuestos de los equipos, ya que los gobiernos de Tucumán y Santiago del Estero aportan cifras muy elevadas y superiores a las de acá. Los dirigentes en esas provincias "abrieron sus cabezas" y adoptaron siempre medidas para crecer y no quedarse en el tiempo.
Salta se acostumbró al fracaso y pasó a ser moneda corriente, eso es muy preocupante, la afición se conforma con ganar clásicos y el Gobierno de la Provincia no ejerce ningún control en el destino de los subsidios. Con esta fórmula, el fútbol salteño se encuentra estancado hace 20 años y en la región se vive el mejor presente en mucho tiempo.