Luego de la conmoción que generó la noticia sobre la imputación al cura italiano Alessandro De Rossi por supuesto abuso sexual en una parroquia salteña, el trámite para profundizar las investigaciones quedó, aunque por vías diferentes, en manos de la Cancillería y de la Iglesia.
Poco antes del inicio de la feria judicial de verano, el juez de Garantías Diego Rodríguez Pipino dictó la orden de detención y la extradición de De Rossi; incluso, invocó la intervención de Gendarmería Nacional, Policía Federal, Policía de Seguridad Aeroportuaria e Interpol.
Sin embargo, sentar en el banquillo de acusados al sacerdote italiano que estuvo al frente de la parroquia María Medianera entre 2008 y 2013 no será una tarea fácil. Está en manos del cuerpo diplomático de la Cancillería nacional, que deberá llevar adelante una prolija gestión ante la Justicia italiana. “Conseguir una extradición es un proceso que generalmente tarda mucho y no siempre es exitoso”, contó –con evidente pesimismo- una fuente allegada al juez Rodríguez Pipino.
Cartas en el asunto
La noticia sacudió al Arzobispado de Salta en medio de las celebraciones de fin de año. La cuestión se maneja con mucha cautela y hermetismo. En diálogo con este medio, una vocera de la institución pidió “un poco más de tiempo” para que alguna autoridad hable sobre el caso, aunque adelantó que “ya se tomaron cartas en el asunto”.
Si bien hasta ahora no recibieron pedidos de información ni citaciones por parte de la Justicia, en el Arzobispado iniciaron una investigación interna de rigor. Desde el Ministerio Público explicaron que, en paralelo a las actuaciones judiciales, la Iglesia cuenta con mecanismos administrativos propios para sancionar la conducta de sus miembros.
Las tareas investigativas de la institución religiosa pueden ser claves para que De Rossi, que actualmente sigue dando misa en una parroquia de Roma, sea puesto a disposición de la Justicia.
Antecedente desalentador
En noviembre del 2013, la Justicia de Italia negó la extradición del sacerdote Franco Reverberi Boschi, imputado como “partícipe secundario del delito de tormentos” en una causa por delitos de lesa humanidad que se tramitó en Mendoza.
Aunque los jueces italianos negaron la extradición de Reverberi, el sacerdote solo puede desplazarse libremente en ese país, ya que el pedido internacional de captura se mantuvo firme en manos de Interpol y, si intentara salir de Italia, debería ser detenido. La misma suerte le podría tocar a De Rossi.