Antoine Griezmann marcó un gol y medio en la final para ayudar a Francia a obtener su segundo título del Mundo, y elevarse a sí mismo a una nueva categoría. El Principito ya es un Rey.
Fue hombre decisivo en la final ante Croacia (4-2) al lanzar la falta que derivó en el primer gol “bleu” -desviada por Mario Mandzukic a su propio arco- y anotar después un penal con una calma tremenda, para erigirse en el mejor jugador del duelo decisivo. En el partido más importante de su vida, Griezmann respondió controlando los nervios como los grandes cracks. “Sé que voy a estar en la historia del fútbol francés. Nuestros hijos estarán muy orgullosos”, señaló tras la consagración. “Intentamos dar una buena imagen de Francia, de los jugadores franceses. Espero que muchos jóvenes hayan visto el partido y hagan lo mismo”, señaló.
Hace dos años había vivido los dos momentos más tristes de su carrera. Perdió las finales de la Liga de Campeones y de la Eurocopa y en la primera de ellas, con la camiseta de Atlético de Madrid, había fallado incluso un penal.
En 2018 se redimió, conquistando la Liga Europea con su club y el Mundial, siendo el gran protagonista. El 16 de mayo marcó un doblete en el 3-0 que le endosó Atlético de Madrid a Olympique de Marsella en la final de la Liga Europa y ahora puso a toda Francia a sus pies.
Festejó con todo el gol en contra de Mandzukic, tras un centro suyo, y más tarde engañó en el penal a Danijel Subasic para poner el 2-1. Era un momento clave porque Ivan Perisic había conseguido el empate. Lo festejó con su celebración habitual: un curioso baile con la mano en la cabeza en forma de “L” que es un homenaje al videojuego Fortnite, el más popular del momento. “Dudé en hacer la ‘Panenka’, como Zidane (en la final de 2006”, se rió. “Pero preferí abrir mi pie”, expresó Griezmann, feliz como pocos.
“Está en camino de convertirse en una leyenda”, había señalado Paul Pogba cuando se animó a comparar la trayectoria del “Principito” con la de Zinedine Zidane.
“Es una persona muy querida en Francia y sobre el terreno de juego demuestra que es un grande” sostuvo el jugador del Manchester United. Tras ponerse la bandera uruguaya sobre sus hombros en la conferencia de prensa posterior a la final también se ganó el corazón de los habitantes de ese país sudamericano, al que adoptó como propio por la relación con su compadre Diego Godín, padrino de la hija del francés. También se convirtió en un consumidor de mate.
Griezmann no sólo fue elegido por la FIFA como la figura de la final. El atacante además se llevó el Botín de Plata (al segundo goleador de la Copa) y el Balón de Bronce (como el tercer mejor jugador de Rusia 2018, detrás de Luka Modric y Eden Hazard)
Zidane es palabra mayor, pero Griezmann ya alcanzó algo que sólo “Zizou” y otros 21 futbolistas franceses lograron en 1998. Algo que no pudieron conseguir, por ejemplo, mitos como Michel Platini y Just Fontaine.
Ser campeón del mundo implica todo un cambio de estatus para Griezmann, un delantero de élite al que a sus 27 años todavía le faltaba un gran título en su carrera.
Rusia 2018 lo coloca además como un firme candidato al Balón de Oro y al premio “The Best”. Cristiano Ronaldo y Lionel Messi hicieron las maletas en octavos y Neymar en cuartos. Sus grandes rivales, ahora, serán Kylian Mbappé y Luca Modric.