Difícil no caer en el pesimismo cuando el balance de la temporada 2018 de Los Pumas arroja un saldo tan negativo, al menos desde los resultados: sólo dos victorias contra 10 derrotas, las últimas seis de forma consecutiva. Números muy duros de digerir para un equipo al que le queda menos de un año de preparación para el próximo Mundial, pero que tampoco deben ser tomados como certificado de un futuro poco auspicioso. Porque los números no siempre dicen toda la verdad; más aún, suelen ocultar piezas sustanciales del rompecabezas.
El partido de cierre de temporada con los Barbarians es una buena prueba de eso. Aunque en el fondo hay varias cosas para rescatar, es fácil dejarse llevar por la angustia que provocó el 38-35 adverso que mostró la pantalla de Twickenham, más que nada por la forma en la que Los Pumas dejaron escapar una gran oportunidad de terminar el año con el puño en alto y maquillar al menos en parte el gusto amargo que venía dejando la ventana de noviembre.
Cuesta entender cómo las dos etapas en las que se divide un partido, separadas por apenas 10 minutos de descanso, pueden ser a veces tan diferentes. Porque en el primer tiempo, Los Pumas habían sido muy efectivos para capitalizar los errores no forzados de los Barbarians para asestar cuatro tries, los primeros dos con la firma de los tucumanos Matías Orlando (una fiera, siempre yendo al frente) y Ramiro Moyano.
Vale destacar lo de este último: así como hace tres años, en el mismo escenario y frente al mismo rival, el wing surgido en Lince brilló con luz propia. Además de engordar su cuenta de tries (lleva 16 con el seleccionado), fue quien limpió el camino para que Sebastián Cancelliere anotara el suyo.
Por desgracia, y al igual que había pasado en el cierre del Rugby Championship contra Australia, Los Pumas no pudieron sostener sus virtudes en el segundo tiempo. Se desordenaron, comenzaron a perder la pelota en el contacto y padecieron el maul de los “Baa Baas”. Para colmo, Elton Jantjies tiró abajo todo lo construido hasta entonces con un drop a un minuto del final.
Sin embargo, como ya se dijo más arriba, quedarse con eso sería mirar la realidad con un solo ojo. Más allá de la derrota, el equipo argentino mostró por momentos una imagen refrescante gracias a varios nombres que no tuvieron casi rodaje a lo largo del año. Entre ellos, varios que este mismo año jugaron el Mundial M20 con Los Pumitas, como Santiago Carreras y Mayco Vivas. Mario Ledesma necesita seguir ampliando la base, porque está claro que entre Jaguares y Pumas, el año resultó demasiado largo y desgastante para distribuirlo entre los mismos de siempre.
En este punto, cabe resaltar la figura de Santiago Medrano, que en su temporada debut con Los Pumas se ganó su lugar a fuerza de tackles. De hecho, fue el jugador con mayor número de tackles de toda la ventana de noviembre (46).
Recuperar la fortaleza en el scrum y sostener la concentración durante los 80 minutos son dos de las principales tareas de cara a lo que viene. Por ahora, es tiempo de poner la cabeza y los músculos en reposo.