Todos los años, dicen existe una tormenta o lluvia en nuestro país que señala el fin del invierno y el comienzo de la primavera: la tormenta de Santa Rosa, que sucede siempre a finales de agosto o inicios de septiembre.
Lo cierto es que Santa Rosa existió y su vida está llena de situaciones curiosas. Nacida en 1586, fue bautizada como Isabel, pero su mamá la comenzó a llamar Rosa por su belleza.
En 1597, el arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, le brindó la confirmación y en ese momento, le cambió el nombre a Rosa. Así se la conoció desde ese momento.
Desde niña tuvo una fuerte inclinación hacia la meditación y el rezo. Por eso tomó la decisión de entregarse completamente al amor de Jesucristo. Se sumó de muy joven a la Orden de Santo Domingo y decidió consagrar su vida a Dios.
Tomó como modelo a Santa Catalina de Siena y la imitó en todo lo que tuvo a su alcance. Desde la túnica blanca y el manto negro para la cabeza hasta su comportamiento. Pasaba largos períodos meditando, rezando y ayunando. Solo salía para ayudar a los enfermos y asistir a misa.
Como su familia fracasó en un negocio, cayó en la pobreza. Y en ese período, Rosa cosechó un huerto para poder comer de lo que sembraba. También se dedicó a las costura para colaborar con los suyos.
La festividad de Santa Rosa de Lima se celebra el 30 de agosto en la mayor parte de los países, pese a que el Concilio Vaticano II la trasladó al 23 de agosto.
IMAGEN ILUSTRATIVA. ARZOBISPADO DE LIMA
La historia de la tormenta de Santa Rosa
En 1615 frente a las costas peruanas, en el puerto de El Callao, el corsario holandés Joris Van Spilbergen intentó saquear las arcas del Virreinato del Perú. Entre los habitantes limeños que se alistaron para frenar el ataque estaba Santa Rosa.
Rosa reunió a las mujeres de Lima en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar por la salvación de Lima. Apenas llegada la noticia del desembarco, la terciaria subió al Altar, y cortándose los vestidos y cosiendo los hábitos puso su cuerpo para defender a Cristo en el Sagrario. Los ánimos del vecindario eran alarmantes, llegando a huir muchos de Lima hacia lugares distantes. Misteriosamente el capitán de la flota neerlandesa falleció en su barco días después, y ello supuso la retirada de sus naves, sin atacar el Callao. En Lima todos atribuyeron el milagro a Rosa y por ello en sus imágenes se le representa portando a la Ciudad sostenida por el ancla.
En Argentina y Uruguay por el mes de agosto ocurre la "Tormenta de Santa Rosa". La tradición atribuye a Rosa el origen de este fenómeno natural que logró la huida de los enemigos de tierras peruanas.
El 24 de agosto de 1617 falleció en la casa de unos amigos. Tenía 31 años.
El proceso que condujo a la beatificación y canonización de Rosa de Lima empezó casi de inmediato, con la información de testigos promovida en 1617-1618 por el arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo Guerrero. Tras cinco décadas de procedimiento, el papa Clemente IX la beatificó en 1668, y un año después la declaró patrona de Lima y de Perú. Su sucesor, Clemente X, la canonizó en 1671; un año antes la había declarado además patrona principal de América, Filipinas y las Indias Orientales.
La festividad de Santa Rosa de Lima se celebra el 30 de agosto en la mayor parte de los países, pese a que el Concilio Vaticano II la trasladó al 23 de agosto.
Fuente: Clarín, Wikipedia y Biografías y vidas
IMAGEN ILUSTRATIVA DE SANTA ROSA DE LIMA. IMAGEN DE ARZOBISPADO DE LIMA