Ha sido un año traumático desde el primer día hasta ahora. Septiembre no quedó al margen de los vaivenes de una Argentina oscilante, que no encuentra la paz cambiaria ni la tranquilidad política. Los fines de semana no dan respiro.
En uno, el presidente Mauricio Macri cambió al ministro de Hacienda. Nicolás Dujovne fue eyectado por una crisis cambiaria e ingreso Hernán Lacunza que hoy, junto con el jefe de Estado y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, han decidido aplicar un control cambiario.
¿Cuál fue la razón de la celeridad en la medida? El dominical Boletín Oficial en el que se difundieron los nuevos plazos, hasta el 31 de diciembre, para la liquidación de exportaciones, previa autorización del Central, y el límite de compras, desde mañana, para ahorristas de hasta U$S 10.000 mensuales persigue el mismo fin: evitar una corrida cambiaria que puede resultar imparable, si se toma en cuenta el ritmo de retiro de los depósitos en moneda estadounidense observado en los últimos días.
El Gobierno necesita imperiosamente frenar esa escalada que, naturalmente, incide en el precio final. El dólar ha encontrado en los $ 60 el valor de referencia, pero nada dice que el mercado cambiario reaccione mañana al alza porque medidas extraordinarias generan precios extraordinarios. Algunos dicen que es el libre juego de la oferta y la demanda. Otros prefieren denominar ese proceso, sin eufemismo, pura especulación que aprovecha el momento de zozobra para incrementar los valores.
La actual gestión necesita un respiro de caja. En otros términos, dólares. La inyección adicional de divisas a través de la liquidación de exportadores, implicará no ceder tantas reservas internacionales del Banco Central para sostener el tipo de cambio. En dos semanas, además, el Fondo Monetario Internacional debería dar un indicio acerca de la llegada o el retraso del envío de una remesa de U$S 5.400 millones para seguir abonando compromisos financieros asumidos por el país.
El presidente Mauricio Macri no puede salir a buscar dinero en el mercado voluntario de créditos para financiar el último tramo de su mandato. No sólo por la debilidad que ha mostrado en lo político desde el 11 de agosto pasado, con el resultado de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), sino porque el riesgo país vuela. La semana que pasó, el indicador medido por la banca JP Morgan terminó en 2.533 puntos básicos. Todo financiamiento que se pudiera obtener en ese contexto sería extremadamente caro.
Mientras tanto, los inversores siguen esperando los detalles de la propuesta de reperfilamiento de la deuda que ha instrumentado el Gobierno nacional y que el miércoles será expuesta por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, ante el Congreso. El respaldo político en el Parlamento será clave para definir qué sucederá con la Argentina en los próximos meses electorales.