El foro argentino de la bicicleta reunió en Salta a más de 300 personas, de distintas provincias y países. Durante dos días compartieron ideas y experiencias con un objetivo tan ambicioso como urgente: generar una ciudad que no sea hostil para quienes no se desplazan en autos.
Porque Salta, al igual que la mayoría de las provincias argentinas, es autocentrista, pese a estos datos, que se pueden corroborar en cada uno de los distritos:
El 70% de la población se traslada a pie o en colectivo
20% en auto
6%moto
3% bici.
Y aunque sólo el 20% de los que se trasladan lo hacen en autos, sus vehículos ocupan el 90% de las arterias de circulación.
Por eso la importancia de este foro.
Cuando uno vive en una ciudad por mucho tiempo, más si uno ha nacido ahí, hay prácticas o hechos que ya se naturalizaron o que hasta se han vuelto imperceptibles. Por eso la llegada de extranjeros puede servir para hacer visible cuestiones que ni se toman en cuenta.
Agustina Waltho, llegó a Salta desde Catamarca y es, además, funcionaria del Ministerio de Ambiente de Nación. Ha estado en Buenos Aires y Alemania: puede comparar.
“No veo a Salta preparada para que la gente ande en bici. Al igual que Tucumán y Catamarca… En Buenos Aires sí me animé a andar en bici cuando se hicieron las bicisendas. Yo me siento insegura en estas calles, yo siento que me pueden llevar por delante en cualquier momento”, dijo.
La entrevista, concedida a LA GACETA, se concretó en la esquina de Belgrano y Sarmiento, donde los bocinazos y ruidos de motores no hacía cómodo dialogar. Waltho dijo que ese ruido, molesto, no se percibía en Alemania, por ejemplo, donde se ven pocos autos y las ciudades están planificadas para que las personas se desplacen en bicicleta o en el transporte público.
A Cristóbal, de Santiago de Chile, lo que le llamó la atención de la ciudad es la velocidad con la que los autos se desplazan por las noches. Velocidades excesivas. Velocidades que ponen en peligro a peatones y ciclistas. Destacó, por otra parte, el clima de la ciudad: una temperatura ideal para pedalear. Cristóbal aceptó que sí hay un contraste con el respeto que los automovilistas tienen con los peatones. En Chile alcanza con que alguien ponga un pie en la senda para que el auto se detenga, algo que en Salta no pasa: acá no existe ese respeto. Cristóbal dice, para consuelo de los salteños, que tampoco existe en la mayoría de las ciudades latinoamericanas que visitó.
A otros visitantes no les pasó desapercibido el mal estado de las calles, si bien destacaron algunos tramos peatonales en el microcentro de la ciudad.
Jimena Pérez Marchetta, organizadora del evento, estaba contenta con la participación y también porque aún no había terminado el foro y ya había generado un cambio en la ciudad: el municipio instaló estacionamientos para bicicletas, alrededor de la plaza principal. “Era un problema muy grande cuando íbamos a estacionar bicicletas en los naranjos, muchas veces la policía te echa. Ahora tiene un lugar aceptado. No es que no se pueda estacionar en los árboles, lo vamos a seguir haciendo, pero ya tener un estacionamiento es simbólico”.
Una concejal que pasó por el foro también se comprometió a presentar un proyecto para cambiar las rejillas de Zuviría y Dean Funes, que tanta polémica generaron.
Pero salvo esta edil y una funcionaria del gobierno nacional, hubo poca asistencia de quienes toman decisiones en el ámbito ejecutivo.
“Vinieron muchos funcionarios, pero sólo al momento de la apertura. Sólo algunas, muy pocas, se quedaron. Y eso se reitera. Yo voy a muchas charlas. Se sacan la foto y se van. Y eso es una crítica que quiero hacer a nuestros dirigentes: que empiecen a quedarse más en estos espacios, que son súper ricos. Son los ciudadanos que están diciendo cómo quieren que sean los espacios públicos de la ciudad en la que viven. Entonces hay que dejar de tomar decisiones desde un escritorio”, sentenció.
El museo de bellas artes estuvo colmado por dos días. Había actividades para niños, kioscos con frutas. Había, sobre todo, mucho optimismo: otra ciudad es posible.