El bar porteño Florería Atlántico, de Renato “Tato” Giovannoni y Aline Vargas, aparece en el tercer lugar de la lista gastronómica The World’s 50 Best Bars. Londres acogió antenoche la premiación, donde Florería Atlántico recibió además un reconocimiento como el mejor bar de Sudamérica y compartió el escenario con otro bar de Buenos Aires, Presidente, de Sebastián García, que ocupa el puesto número 33 en la clasificación.
El bar de Giovannoni y Vargas queda en el barrio de Retiro. Fue fundado en 2013 y sólo un año después la revista Drinks International ya lo ubicó entre los 50 mejores bares del mundo. El local alberga una florería y vinoteca en la planta baja: hay que meterse en el sótano para entrar al bar, que está inspirado en el Buenos Aires de inmigrantes europeos de principios del siglo XX.
Para el crítico gastronómico Martín Auzmendi, Florería Atlántico es un inmejorable museo de los antros marineros que fogonearon la vida nocturna de Buenos Aires durante las décadas del desembarco de más de cuatro millones de italianos, españoles, frances, rusos, alemanes, árabes y etcétera. “En esa ciudad frágil y voluptuosa los bares fueron muelles donde saciar la sed, vasos donde mezclar las bebidas que cruzaban el Atlántico. Toda esa atmósfera está en Florería Atlántico”, ilustra.
Experiencias tucumanas
El politólogo tucumano Luis Karamaneff, que conoció Florería Atlántico poco después de su apertura, se acuerda de que cuando nació, el bar era bastante novedoso porque fue uno de los primeros en recuperar el concepto de speakeasy. “Recrea esos bares yanquis escondidos de la época de la ley seca -recuerda Luis-. Juega con esa idea: en la planta alta tenés una florería, donde de verdad venden flores, y después tenés que pasar una puerta secreta para bajar al bar, que simula el ambiente marítimo de un puerto. Es muy, pero muy estrecho y va un montón de gente”.
FLORERÍA. La planta baja, donde se venden flores y vinos de primera.
Por su parte, Ayo Delacroix, un bon vivant tucumano, cree que Florería Atlántico es un lugar alucinante que desde el primer minuto subleva todos los sentidos: “la sola ubicación en la calle Arroyo, una zona fantástica de Buenos Aires, ya te sitúa en una belle epoque porteña o incluso en París. Te recibe una florería tradicional de primerísimo nivel que en lo más mínimo te hace sospechar que detrás de una puerta de heladera y bajando una escalerita caracol minúscula se encuentra un bar con tan buena energía, con tanta onda, y donde se respira tan buen ambiente”.
Atlas, de Singapur, la estrella de Asia
Adorna la planta baja del emblemático edificio de Singapur Parkview Square y es una celebración de las ricas tradiciones culinarias y de bebidas de Asia en la década del 20.
Presidente, el otro gran bar argentino
En el barrio porteño de Recoleta, con una barra retroiluminada brillante, techos altos y estética del siglo XVIII, es un lugar glamoroso para los amantes de la vida nocturna.
La coctelería
Con cada reconocimiento Florería Atlántico se hace más y más turístico y se llena de voces en varios idiomas. Improvisar no es buena idea: para entrar sin reserva hay que tener mucha paciencia. Pero una vez adentro, la coctelería es excelente. “Me acuerdo que tomé un Old Fashioned y era muy, muy bueno. Para comer hay algunas comidas elaboradas pero básicamente es un bar de tapas. De todas maneras, no sé si rescataría la atención: como tienen asegurada la concurrencia, la verdad es que el servicio no es de lo mejor”, matiza Luis.
La obra maestra de Tato Giovannoni es el gin Príncipe de los Apóstoles, un destilado premium que le da al gin un carácter autóctono por medio de la yerba mate. “Cuando se creía que el buen gin necesariamente debía venir de Inglaterra -sentencia Ayo-, Tato apareció con este gin riquísimo que le gustó a todo el mundo”.
Los fanáticos tucumanos de los tragos pueden probarlo sin necesidad de ir hasta Florería Atlántico: en Tucumán lo sirven en el restaurante Sushifeel.
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