Los candidatos decidieron, por motus propio, por poner sus apodos en la boleta electrónica. Las situaciones más bizarras.

Aunque podría ser el inicio de una broma del tipo “Pocoseso”, “Chuleta” y “Checho” entran en un bar y uno le dice al otro, lo cierto es que estos no son los apodos de personajes de una tira cómica infantil, sino de candidatos salteños. Para ser más precisos, son quienes se disputan la intendencia de Aguas Blancas.

Alejandro “Chuleta” Guzmán lleva las banderas de “Partido Identidad salteña”; Sergio “Checho” Oliva busca, con el Partido Justicialista, su reelección. José Abel “Pocoseso” Rojas es el candidato kirchnerista. El único que optó por no incluir su apodo en la boleta fue Marcelino Gutiérrez, del partido Felicidad.

La idea, parece ser, es la de lograr la identificación con el electorado. Esto no sólo pasa en los municipios pequeños, sino también en la categoría más importante: el que aspira a la gobernación del frente kirchnerista, Sergio Leavy incluyó en la boleta su apodo “El Oso”, como es archiconocido en Tartagal.

Este año los salteños pudieron optar por una tal Blanca Nieves, en la boleta que llevaba a Roberto Lavagna como presidente y en El Bordo el actual intendente también es conocido por su apodo “El rata”; algo similar pasa en Tartagal con “Chanchín”, que quiere ser intendente.  En Aguaray el candidato a diputado Carlos Ríos incluyó su apodo: “Zorra”. En Urundel, el candidato a intendente del PJ figura en la boleta, sin nombre, sólo con su apellido, Gutiérrez, y su apodo: “chivito”.  Otros apodos en la misma categoría: “Diki” Padro y “Cachuta” Andurillo.

Sin embargo es llamativo que en Aguas Blancas José Abel Rojas haya decidido optar por incluir un apodo que es más un insulto y habla mal de él. Un apodo que se pone en la escuela para hacer bullying. Pero quién sabe: quizá “Pocoseso” tenga sus motivos. Quizá el próximo 10 de noviembre “Pocoseso” nos calle a todos.