El paralelismo con Juego de Tronos resulta ineludible: la caída de los All Blacks, la dinastía que reinó sin oposición durante los últimos 12 años, dejó una corona vacante y dos casas que lucharán mano a mano por hacerse con ella. Por un lado Inglaterra, que asumió el papel de matarreyes y dejó abierta la sucesión al trono con un triunfo histórico y justificado con una actuación brillante, desde lo mental, lo físico y lo estratégico. Y es que sólo un golpe perfecto podía tumbar al monarca, que no perdía desde el Mundial 2007, cuando fuera eliminado por Francia en cuartos de final.
Del otro lado está Sudáfrica, que parece haber recuperado su identidad de equipo duro, capaz de llevarse puesto lo que se le ponga delante con su defensa. Quizás a lo largo del torneo no haya transmitido una imagen tan sólida y contundente como la de “La Rosa” (de hecho, en caso de ganar sería el primer campeón no invicto de la historia), pero le sobra experiencia y jerarquía individual para ser el abanderado de una nueva consagración del Hemisferio Sur. Será la reedición de la final del Mundial de 2007, cuando los Boks conquistaron su segunda corona mundial al derrotar 15-6 a Inglaterra en la final. Mañana desde las 6 (televisa Espn 2), en el fabuloso Estadio Internacional de Yokohama, Sudáfrica irá en busca de su tercera copa Web Ellis, mientras que los británicos buscarán su segunda consagración.
Reflejados
Con la confianza de haber dejado afuera al siempre candidato número 1, Inglaterra presentará exactamente los mismos nombres, por lo que su formación titular será la más joven en disputar una final del mundo en la era profesional. A pesar de haber sufrido golpes que pusieron en duda su presencia, el capitán Owen Farrell, Jonny May y Kyle Sinckler se recuperaron a tiempo y estarán desde el inicio.
Sudáfrica también será un reflejo del equipo que eliminó a Gales, a excepción de Cheslin Kolbe, quien se recuperó de una lesión en el tobillo y volverá a la titularidad como wing. En la otra punta estará Makazole Mapimpi, una de las armas de ataque más letales de los Boks, con cinco conquistas en su haber en el torneo.
Sin embargo, Inglaterra también deberá prestar especial atención al juego con el pie de Handré Pollard y de Faf de Klerk, otra de los rasgos que el entrenador Rassie Erasmus ha recuperado para Sudáfrica. “Hemos visto la forma en que patean y cómo anular eso. Vimos en la fase de grupos lo importante que es la batalla aérea y tenemos que continuar trabajando. Como uno de los tres del fondo, estaremos listos para el desafío que se presentará en esa área”, anticipó el inglés Anthony Watson.
Los Springboks, por su parte, tendrán una durísima batalla en el contacto contra los forwards de “La Rosa” confeccionada por Eddie Jones. “Tienen buenos portadores de pelota, todo se reducirá al uno contra uno. Por suerte, conozco a varios de ellos por haber jugado en Munster, así que tenemos algunas cartas bajo la manga”, advirtió Jacques Nienaber, entrenador de una defensa que tendrá más trabajo que nunca.
ESTRATEGA. Eddie Jones convirtió a Inglaterra en un equipo casi invencible.