BUENOS AIRES.- El River de Marcelo Gallardo mostró su Lado B. La “canallada” de Central en la mañana del Monumental, allí donde no ganaba desde hacía 22 años, frustró el domingo imaginado por los hinchas del “Millonario”, los dejó indagando respuestas a un puñado de preguntas inquietantes de cara a la final de la Copa Libertadores.
¿La baja prestación colectiva e individual de River debe inscribirse en el “efecto Flamengo”, es decir a la inevitable influencia -por más que los protagonistas intenten negarla en su discurso- de la cercanía de un partido que vale más que todos los anteriores jugados en la temporada (con excepción quizás del doble choque ante Boca)?
¿Fue este uno de esos partidos en que, según reconoció Gallardo, su equipo baja la intensidad y la voracidad como movimiento pendular natural a lo que luego será volver a estar a tope a nivel motivacional para esos mata-mata que a lo largo de más de cinco años se convirtieron en su especialidad?
¿Por qué la merma de rendimiento y esos puntos que parecen a priori “seguros” que se le escapan al “Millonario” a nivel doméstico, incluso cuando se afirma que “va por todo” y el liderazgo en la Superliga venía servido en bandeja luego de los resultados del sábado?
¿Por qué el Monumental, a diferencia de otras campañas, en 2019 parece ser un talón de Aquiles para River, sumando ya su tercera derrota como anfitrión en el torneo, sin contar lo sucedido a principio de año, cuando enhebró igual cantidad de caídas por el certamen anterior?
“Cuando no jugás bien, pasan estas cosas”, simplificó el “Muñeco” tras el 1-0 ante el conjunto de Diego Cocca. “Clavaron una línea de siete”, justificó Lucas Pratto la inoperancia ofensiva de un River que merodeó el arco rival pero que en todo el complemento casi no le provocó un solo revolcón al arquero Jeremías Ledesma.
El Lado B presentado por River en la “madrugada” del domingo presupone una constatación: pasaron 40 días desde su última gran actuación, aquella noche de la ida de semis ante el “Xeneize”. Desde entonces, el “Millonario” solo entregó pinceladas de jerarquía y juego, que por lo general le bastaron para salir airoso en sus desafíos.
Eso no sucedió ante un avaro pero inteligente y solidario Central, que potenció sus energías defensivas a partir del “regalito” que su anfitrión le hizo a los 27 segundos del segundo tiempo luego de un lateral mal resuelto en campo propio. River lució sin ideas, sin precisión, “sin rebeldía”, como consignó Gallardo puertas afuera.
A esta altura, es una verdad consagrada que el espíritu competitivo y la excelencia futbolística del equipo del “Muñeco” no se sostiene por largos períodos de tiempo cuando de Superliga se trata. Más bien, esos atributos aparecen cuando más es necesario, en partidos de eliminación directa (los trofeos cosechados desde 2014 así lo demuestran).
Cuando de la final de Lima se trata, las respuestas a las preguntas arriba citadas se apoyan en el salvoconducto de la historia reciente y en la confianza devenida en devoción a “Napoléon” Gallardo, gran estratega de causas complicadas o perdidas.
Fuera de ello, el partido con Central demostró que Gonzalo Montiel y Milton Casco también tienen sus días mediocres, que Lucas Martínez Quarta es proclive a cometer pecados de suficiencia en el manejo del balón, que sin plenitud física Enzo Pérez es una caricatura de aquel otro que es amo y señor del mediocampo.
Además, que Ignacio Fernández atraviesa por un bache, que la prodigalidad de Nicolás de la Cruz muchas veces no viene acompañada de lucidez, que Rafael Santos Borré y Matías Suárez como finalizadores a menudo caen en la tentación del resto de sus compañeros: “tomala vos, dámela a mí, que un golazo va a venir”; si no, parece que no vale inflar la red.
Y que el banco de relevos en este momento quizá no aporte las soluciones que prometen los apellidos que lo integran: “Juanfer” Quintero hace extrañar al “Nalgón”; en los minutos que juega, Pratto demuestra por qué es suplente, y a Ignacio Scocco tras cada lesión le cuesta más la sintonía fina. Sólo Franco Armani, Javier Pinola y el “Tucu” Exequiel Palacios mostraron una cara aceptable en el mediodía del Monumental.
Destino final Lima, la próxima parada será el jueves en Córdoba, ante Estudiantes de Buenos Aires, por semifinales de Copa Argentina. En el último ensayo general antes de Flamengo, River no se puede dar el lujo de fallar.