La renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia le suma un nuevo capítulo a la convulsionada América Latina. Luego de las violentas protestas en Ecuador y en Chile, el conflicto entre el ahora ex presidente y la oposición boliviana por el resultado de las elecciones derivó en un domingo vertiginoso; el fin de este proceso es aún incierto. “Es una situación escandalosa desde el punto de vista institucional y político”, evaluó Leila Mohanna, economista y especialista en Relaciones Internacionales.
Durante una conversación con LA GACETA mientras los hechos en Bolivia estaban en pleno desarrollo, la docente universitaria analizó: “hay dos miradas contrapuestas. La oposición dice que la salida de Morales es un logro del pueblo que salió a las calles a protestar. Por el otro lado, Evo dice que es un golpe de Estado y que lo obligan a renunciar debido a los altos índices de violencia, que sí se vieron en las calles. Bolivia es un foco de conflictos desde las elecciones presidenciales”.
Después de tres semanas consecutivas de protestas tras las cuestionadas elecciones en las que Morales buscó su cuarta reelección (a pesar de que, en un plebiscito, los bolivianos se habían manifestado en contra de esta posibilidad), la Organización de los Estados Americanos (OEA) dijo que hubo irregularidades en los comicios de octubre. Ayer por la mañana, Morales había convocado a nuevas elecciones; por la tarde renunció.
“La OEA no hizo un informe técnico, sino que dijo que no hay probabilidades de que haya ganado en primera vuelta. Además, se desencadenó una serie de renuncias de ministros y legisladores, y hay una situación de acefalía. Se debe reunir la Asamblea, decidir una sucesión y una fecha cierta de elecciones”, agregó Mohanna.
En este escenario es difícil no comparar la situación de Bolivia con la Chile. En ambos países se produjeron manifestaciones violentas, pero en Chile, el presidente Sebastián Piñera continúa en el poder. “Siguiendo la lógica que planteó Morales (irse para pacificar el país) Piñera también debería renunciar, pero no lo hace porque no tiene fuerzas armadas que lo corran”, dijo Mohanna en referencia a actitud de las Fuerzas Armadas y de Seguridad bolivianas, que le sugirieron ayer al mandatario que renunciara.
¿Entonces las Fuerzas Armadas siguen siendo una institución que puede desequilibrar un gobierno democrático en América Latina?, se le consultó. “Ahora no entran con tanques, como en Chile en el 73, pero presionan de otra manera. Es una situación donde hay sectores civiles y militares. Lo que están haciendo es que Evo deje su tercer mandato y no el cuarto, porque ese arranca recién el año que viene”, destacó la docente universitaria.
“Evo tuvo éxitos económicos, ordenó Bolivia. Pero el hecho de no haber aceptado el plebiscito en el que ganó el no a su cuarta reelección lo hizo llegar a estas elecciones con una debilidad”, concluyó la analista.