Los millonarios fondos de la Anses podrían convertirse, una vez más, en una palanca para impulsar el crédito y el consumo. Alberto Fernández tiene en sus manos un proyecto para crear un banco social y comercial, financiado en principio con las inversiones por U$S 22.000 millones acumuladas en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS). La idea en estudio es que esta cartera de acciones, bonos, plazos fijos y préstamos se utilicen para mejorar los haberes, otorgar créditos hipotecarios y financiar la obra pública, así como proyectos privados, señala una nota del sitio iProfesional.com.
Los que le hicieron llegar la iniciativa fueron el abogado previsionalista Christian D’ Alessandro y, por otra parte, Miguel Ángel Fernández Pastor, ex director de la Anses. De concretarse, una de las funciones del nuevo banco será la de engrosar los fondos destinados a los haberes. Fernández prometió en campaña una suba del 20%. Hoy la jubilación mínima es de $ 12.000 y en diciembre pasará a $ 14.000, un 51% de aumento en el año que estará por debajo de una inflación del 55%. Para recapitalizarse, el directorio de la nueva entidad dependiente de la Anses deberá generar nuevos recursos. La apuesta es desarrollar un perfil comercial con inversiones similares a las realizadas por los bancos privados, cuyas carteras incluyen títulos públicos, créditos y las Leliq, que el presidente electo busca desactivar. “Es preciso la creación de un banco de desarrollo de la seguridad social para que, con dichos fondos, se puedan financiar créditos para el desarrollo a la productividad de las PyME, al campo, a las innovaciones tecnológicas, hipotecarios para la construcción de viviendas sociales y créditos para las economías regionales”, reza el proyecto de D´Alessandro.
El antedecente es la experiencia del Banco Ecuatoriano de la Seguridad Social (BIESS), creado en 2009 bajo el gobierno de Rafael Correa. Al igual que el modelo ecuatoriano, los técnicos de Fernández creen que el nuevo organismo podría cumplir un rol estratégico frente a la crisis. Además de servir como reaseguro de las prestaciones, el flamante banco permitiría al gobierno entrante expandir el crédito en aquellos sectores que aporten dólares, empleo y consumo, y suavizar así la caída de la actividad esperada para 2020. El otro objetivo del banco son las inversiones a largo plazo en infraestructura y desarrollo. La idea es transformar al FGS en un banco social y sumar nuevos recursos.