Cuando se encienden las luces del Dolby Theatre de Los Ángeles el mundo entero está mirando. Y Hollywood lo sabe. Por eso sorprende la ausencia de discursos contra la guerra en medio oriente, sobre la crisis ambiental o la desigualdad de género. Tal vez por eso Natalie Portman decidió llevar (por si acaso) la lucha por las mujeres bordada en su capa, sabiendo que iban a estar más pendientes de su vestido que de sus palabras. Pero la política no estuvo ausente. El hecho más significativo es sin dudas la invasión surcoreana en el suelo cinematográfico hollywoodense.
Por primera vez en 92 años de premios, una película extrajera se lleva el premio mayor, luego de alzarse con otros tres más. Y si bien muchas de las categorías estaban “cantadas”, la Academia se esforzó por evitar los papelones y las críticas con un evento “políticamente correcto”.
La presencia de una mujer dirigiendo por primera vez la orquesta de los Oscar; Shia Labeouf (Transformers) junto al actor Zack Gottsagen, un joven con síndrome de Down, presentando el premio a Mejor Cortometraje Documental”; o el video de Greta Thunberg antes de la presentación de Mejor Documental son algunos ejemplos.
¿Está madurando Hollywood o es sólo un signo de época? Más allá de la sorpresa coreana, se sintió una falta de riesgo. El más llamativo quizás sea el de Mejor Documental para “American Factory” teniendo como contrincantes películas mucho más arriesgadas, como “La cueva” o “Al filo de la democracia”. O la figurita repetida de “Toy Story 4” cuando el público aclamaba a la española “Klaus”. O que no haya ni un solo hombre de color entre los nominados a mejor actor.
También escasearon los discursos políticos entre los premiados. El único que aprovechó el micrófono fue Joaquin Phoenix, de quien es sabido su compromiso por la lucha contra las injusticias. Renée Zellweger, su par femenina, sin embargo, se concentró solamente en rendir homenaje a Judy Garland sin hacer mención al mensaje contra la violencia de género en el cine del que habla la película. Hollywood está cambiando, de eso no hay dudas.
Y aunque todavía el brillo de los vestidos de Christian Dior y Giorgo Armani son el centro de atención, en un par de años, quien nos dice, brille más la igualdad en la alfombra roja.