Para poder realizar cualquier tipo de actividad física se requiere un buen aporte de energía. Por lo tanto, con la actividad física la necesidad de oxígeno se incrementa.
- Controlá tu frecuencia respiratoria y frecuencia cardíaca, es decir contá cuantas respiraciones y palpitaciones tenés por minuto.
-Luego corré una vuelta a la manzana o subí uno o dos pisos corriendo por las escaleras.
-Volvé a controlar tu frecuencia respiratoria y cardíaca.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué?