La Guardia Indígena Comunitaria Whasek emitió un comunicado en el que denuncia un nuevo olvido de las comunidades originarias en la provincia.
“Nuestros niños mueren de hambre, abandonados sin falta de atención médica, la desnutrición es la pandemia que más nos golpea a nosotros como pueblo originario que somos”, señalaron.
Denuncian que días atrás en Tartagal, “varias familias wichi fueron desalojadas con niños en tratamiento por desnutrición del Hospital de Tartagal del área de Recuperación Nutricional, encerrando a nuestras hermanas en pequeñas habitaciones sin ningún tipo de comodidad”.
Al respecto, el director del Hospital Juan Domingo Perón, Juan López, dijo a LA GACETA, que debieron realizar no un desalojo, sino un traslado, debido al Coronavirus: la guardia de pediatría compartía espacio con la sala de urgencias, donde podría ingresar un paciente con esta enfermedad. Entonces se trasladó el área de pediatría a donde estaba la sala de recuperación nutricional y a ésta la rearmaron en el segundo piso del nosocomio.
Está claro que para las comunidades el nuevo espacio no es tan bueno como el anterior y la crítica llega en un marco complejo.
“No terminan de secarse nuestras lágrimas cuando despedimos a uno de nuestros hijos pequeños cuando otra vez nos encontramos llorando en silencio, olvidados. Paso la noticia, ya no es tapa, quedo la realidad, la realidad que más duele, que más nos duele. En la última semana, una misma familia wichi le toco enterrar a dos de sus hijos con diferencias de días. ¿Muertos? Si, desnutridos, muertos de hambre, de olvido, de marginación. De injusticia”, continúa el parte.
Y concluye: “A nuestros hermanos y hermanas se los condena a morir aislados, no por el coronavirus, sino por un sistema que los margina, los calla”